Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

miércoles, 12 de enero de 2011

GURDJIEFF: LOS TIPOS DE HOMBRES





Todos los movimientos, todas las acciones
y manifestaciones de los hombres, de los animales
y de las plantas dependen de la Luna
y están gobernados por ella.
La fina película sensible de la vida orgánica,
que recubre el globo terrestre, depende enteramente
de la influencia de este formidable electroimán
que succiona su vitalidad.
El hombre, como cualquier ser viviente no puede
liberarse de la influencia de la Luna.

(G. GURDJIEFF citado por OUSPENSKY –En busca de lo Milagroso)

1.



Alguien entre sus alumnos, una mujer joven quien había estado en la India durante un año, le pregunto acerca de la reencarnación, también sobre la posibilidad de desarrollar poderes mentales.

De inmediato Gurdjieff estableció ante sus seguidores una sucinta diferenciación entre los tipos posibles de hombres. Tendría que tenerse, según el gurú, bastante en cuenta de qué tipo de hombre se está hablando cuando se piensa en la reencarnación, en la posibilidad de prolongar la vida, o en desarrollar poderes mentales como la telepatía, la hipnosis o la la capacidad de autocuración. Incluso y muy dramáticamente, no se puede llamar hombres a la gran mayoría de seres a quienes suele nombrárseles como hombres. Debido al hecho de que casi todos sucumben, víctimas de influencias externas que ellos mismos son incapaces de controlar. Cualquier cosa desvía su atención, trastoca su emocionalidad, irrita su ego o les hace perder la cabeza y extraviar el camino. Si es que en algún momento poseen una vaga idea acerca de cuál es el camino que deben seguir. Si se le pregunta a la mayoría de ellos, seguramente se reconocerán al instante como hombres o serán incapaces de reconocer sus límites, sus “topes”. Mucho menos de ser sinceros consigo mismos y confesar el verdadero nivel de desarrollo donde se encuentran.


El hombre número 1 es el imitador. No imita por imitar, como lo hace casi cualquier tipo de hombre, sino que el núcleo de su personalidad radica en la dificultad para tomar decisiones. Las rehúye por sobre todas las cosas. La posibilidad de tener que decidir entre dos o más alternativas lo angustia sobremanera y él prefiere evitarla evadiéndose, posponiendo la decisión o reprimiéndola del campo de su consciencia. Entonces, para evitar la responsabilidad de decidirse por algo, lo que sea, lo más ínfimo, decide estacionarse en cualquier parte o simplemente efectuar lo que hace la mayoría. No actúa de ningún modo hasta que alguien más haya tomado la iniciativa para cualquier cosa, hasta para el amor y el sexo.

Es común la aparente “estabilidad” del personaje número 1. Puede permanecer ligado a una relación amorosa durante años y manifestar una superficial constancia en sus sentimientos. Pero interiormente lo que hay en él es un miedo a lo nuevo y un aferrarse tercamente a lo conocido. No es capaz de terminar con relaciones conflictivas o muertas desde tiempo atrás por miedo al cambio, temor a enfrentar lo novedoso o al simple y llano hecho de estar solo. Del mismo modo en su mundo laboral, él es quien mayormente se aferra a los empleos burocráticos, en oficinas educativas, gubernamentales o grandes empresas en las que se jubilará nada más por simple inercia y permanencia en su asiento tras el escritorio. Al encontrar un empleo burocrático o en alguna gran empresa se resolverá su principal problema: la necesidad de decidir. Las grandes instituciones públicas y privadas que garantizan su jubilación le ahorran el trabajo de decidir cómo sobrevivir día a día o decidir luchar por ganarse un lugar a cada momento en el mundo.


2.


Si la aparente estabilidad del hombre número 1 causa admiración a los ingenuos, según palabras de Gurdjieff, la inestabilidad del número 2 también puede causar asombro.

El número 2 es sumamente emocional, es mucho más decidido, arriesgado y avezado, desde luego, que el número 1. Pero como sus decisiones están dictadas por la emoción predominante en el momento de decidir, suele arrepentirse bastante de lo decidido hace una hora o un día antes.

Sus emociones son cambiantes y mutantes. En un momento puede amar a alguien sobremanera y querer irse a la cama con él o matrimoniarse. A la mañana siguiente puede odiarlo y decidir no volver a verle nunca más. Si es padre de familia o esposo, difícilmente su familia y amistades logran comprenderle, probablemente ni él mismo.

Por otro lado se le facilitan las relaciones sociales, debido a su fluidez, a veces maleabilidad en las emociones.

3.

Si la aparente estabilidad del hombre número 1 causa admiración a los ingenuos, según palabras de Gurdjieff, la inestabilidad del número 2 también puede causar asombro.

El número 2 es sumamente emocional, es mucho más decidido, arriesgado y avezado, desde luego, que el número 1. Pero como sus decisiones están dictadas por la emoción predominante en el momento de decidir, suele arrepentirse bastante de lo decidido hace una hora o un día antes.

Sus emociones son cambiantes y mutantes. En un momento puede amar a alguien sobremanera y querer irse a la cama con él o matrimoniarse. A la mañana siguiente puede odiarlo y decidir no volver a verle nunca más. Si es padre de familia o esposo, difícilmente su familia y amistades logran comprenderle, probablemente ni él mismo.

Por otro lado se le facilitan las relaciones sociales, debido a su fluidez, a veces maleabilidad en las emociones.

4.

Por su parte, el número tres siempre reflexiona, de mucho a demasiado antes de actuar. Si el uno y el dos piensan poco antes de llevar acabo una tarea, o simplemente la realizan sin cuestionarse, por costumbre o presas de una emoción histriónica, el tres siempre se detiene. Piensa, se frena y refrena a sí mismo una y otra vez. Quizá tenía una cita amorosa hoy, y él o ella penso tanto en cómo comportarse, cómo seducir, qué hacer o qué no hacer. Para cuando llegó la hora del encuentro erótico, se encontrará tan paralizado emocionalmente y tan aterrado con sus propias conjeturas y teorías, que no podrá funcionar adecuadamente ni a la altura de la cita.

Justamente, aunque pueda llegar a ser un gran erudito, su principal sufrimiento estribará en que sus barrocas y sinuosas teorías, serán por completo inaplicables a una realidad que le resulta cada vez más inabarcable con su raciocinio. En comparación con el hombre número 1 y 2, quienes en el mundo práctico, cotidiano y afectivo le llevan una gran ventaja.

Sin embargo, los hombres 1 y 2 tienen la desventaja de la falta de una visión y un intelecto, que pudiese ser poderoso, como lo tiene el 3.

La ventaja del 3 es que ya tiene una visión, un propósito filosófico, psicológico o espiritual rector. Sabe qué hacer.

Mucha emocionalidad o mucha práctica, por más diestras que puedan ser, no pueden funcionar sin una visión mental poderosa que las canalice y pastoree como a ovejitas descarriadas.



El hombre más completo sería aquel que lograse la interconexión entre los tres centros de su ser, correspondientes con los de los tres primeros tipos de hombres: no sólo la mente, sino el dominio completo del cuerpo y sus funciones, también sus emociones respectivas.

El propio George Gurdjieff era un ejemplo de ello. A la par que poseía una poderosa mente científica, era bastante hábil con sus manos: cocinaba, arreglaba y reparaba artefactos, también inventaba máquinas. Sanaba a hombres y mujeres, interpretaba música con su armonio y su guitarra. Sabía jugar y reírse de sus semejantes hasta el cansancio.

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