Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

miércoles, 19 de enero de 2011

CRÍPTICO ANIMAL


CRÍPTICO ANIMAL

1.

En primer lugar decían,
tratábase de un dinosaurio
sobreviviente de añejas eras.

Científicos se pronunciaron
a favor de la hipótesis
de una gigantesca ave prehistórica.

No conocían más que sus huellas
pero lo bautizaron
como el mokelembembe.

Acudieron expertos, especialistas,
criptozoólogos.

Y una tribu ansiosa de pigmeos
excitada con la promesa
de cobrar su peso en oro
a cambio del animal capturado.

2.

Cavaron fosas, erigieron empalizadas
e instalaron trampas para osos.

El saurio emergió por fin
de su guarida en el fondo
de un prehistórico pantano.

Era un macho anciano, viudo y huérfano,
sin amigos ni hermanos:
único sobreviviente de su especie.

Fue a ensartarse sobre afiladas estacas
de una empalizada aborigen
donde quedó
atrapado y moribundo.

No lo mataron hecatombes,
ni holocaustos ni hambrunas,
ni el frío, ni el hielo
de caóticas eras.

Ni el fin de ningún mundo
ya perdido.

Sino el tiro de gracia
de un lord inglés
y los arpones desesperados
de indígenas sin patria.


3.

Comieron su carne
y brindaron con vino
para celebrar la cacería.

Fue abierto, descuartizado
y asados sus músculos.

Pero los pigmeos jamás cobrarían su recompensa
ni los expertos regresarían nunca
al Viejo Continente.

Veinte años después
serían encontrados los restos de todos
por otros expedicionarios en busca
del mismo mítico animal.

Pronto se sabría
que el mokelembembe llevaba
una extraña bacteria en sus órganos internos
y algunos mortíferos microbios,

quines tras ser ingeridos
devoraron las entrañas
de sus necios captores.

Fue la revancha final
del último dinosaurio.

La venganza del mokelembembe.




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