Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

miércoles, 16 de julio de 2014

LA VIDA ADULTA DE LA CENICIENTA





¿Qué significa entonces interior o superior?
Significa algo muy interesante en cuanto se empieza a verlo.
Significa una incesante lucha consigo mismo para lograr
lo que es real y así descartar el lado fingido e inventado.

(MAURICE NICOLL –Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Tomo II)



Los cuentos de hadas brindan contribuciones psicológicas muy  positivas para el crecimiento interno del niño.

(BRUNO BETTELHEIM –Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas)

1- 
           El Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas

Existe un significado superficial de los cuentos, las parábolas y los mitos. Es el sentido que retoman y explotan los medios de comunicación, los políticos y demagogos para controlar a las masas, los líderes religiosos y las sectas para mantener hipnotizados a sus feligreses o seguidores. Entonces comprendemos la cercanía semántica de las palabras “adepto” y “adicto”. El adepto y el adicto son por completo dependientes de algo externo a ellos, no tienen ningún control sobre aquello, se encuentran lo más lejanos del poder interior.  El adicto depende de sus enervantes y no logra pensar ni funcionar sin ellos. Más bien es pensado por sus drogas. El adepto es dependiente de los significados que le brindan los líderes a quienes sigue: sacerdotes, políticos, comunicadores, artistas, deportistas. También es pensado por completo por fuerzas desconocidas,  ajenas a él.

El significado superficial es en el que vivimos inmersos y nadamos como peces la mayoría de los humanos, habitantes comunes y corrientes de la tierra. En la Escuela Psicológica del Cuarto Camino, a este tipo de significados se les llama Influencias A. Son las más lejanas de un núcleo de verdadera sabiduría y comprensión profunda de la vida.

Es en este nivel de significados que realmente se cree que Moisés partió en dos el Mar Rojo con la fuerza de su báculo, que Jesús caminó sobre las aguas con sus plantas desnudas o que efectivamente las habichuelas mágicas crecieron hasta alcanzar el tamaño del cielo. Sin saber que estas historias no nos describen hechos concretos, sino procesos psicológicos  y mágicos interiores, accesibles con cierto esfuerzo para el hombre. Que es posible elevarse hasta el cielo de cierta manera, y hacer germinar las semillas del espíritu  que casi todos poseemos, hasta alcanzar grandes alturas humanas. Que caminar sobre las aguas y obrar sobre los mares es actuar sobre funciones muy reales que están dormidas en nosotros mismos.

El significado superficial o influencia A es aprovechado por los líderes e hipnotistas de masas para erigirse como mesías, profetas, héroes, canales de transmisión de la verdad absoluta, príncipes salvadores, etc. Vendiendo su droga idiosincrásica como fe, democracia, salvación, educación, información, etc.

Luego están los significados a los que llamamos de transición psicológica. Corresponden a sentidos intermedios, que elaboran los sociólogos, filósofos, psicoanalistas, teólogos, mercadólogos, semiólogos y especialistas en interpretarlo todo. Estos significados ya tienen algo de profundidad, pues conllevan un cierto grado de reflexión, aunque ésta se quede exclusivamente en un nivel teórico, y al final dejen al significado en su parte externa, del mismo modo que los primeros. A estos se les llama Influencias B. Poseen algo de conexión con cierta sabiduría, aunque muy lejana todavía de ella.

El psicoanálisis  se queda en este nivel exterior cuando teoriza acerca de los mitos, las religiones y la literatura. Por ejemplo Bruno Bettelheim, a quien respetamos sobre manera por rescatar la importancia de los cuentos de hadas en el desarrollo emocional del niño, señala que la historia de la Cenicienta nos habla del conflicto edípico de la hija con su madre. La hija, tarde o temprano en su desarrollo, deberá confrontarse y rebelarse del yugo amoroso de su mamá.

Empero, este aún continúa siendo una interpretación del significado que se queda en el nivel teórico y exterior del mismo.

Entonces surge el cuestionamiento: ¿De qué naturaleza consistirá una interpretación completa del significado de los mitos, las parábolas y los cuentos de hadas para extraer su verdadera enseñanza? ¿Cómo combinar el razonamiento teórico con la comprensión emocional para asimilar la naturaleza sabia de los mitos e historias milenarias?
¿O es que estamos condenados a vivir con un sentimiento de esterilidad y depresión interiores, debido a que han muerto los mitos, los cuentos de hadas  y los dioses en nuestro imaginario?

 Es bien sabido ya que cuando muere en alguien la capacidad de soñar, creer y mitificar, éste muere también espiritualmente.

Es cuando nos acercamos a las que en el Cuarto Camino se conoce como influencias C. Conservar  la inocencia del niño para dejarnos seducir y enamorar por el mito, combinado con la astucia del hombre adulto o “ladino”, para darle su lugar real a las cosas.

2.  La Evolución Espiritual de la Cenicienta:

La historia de la Cenicienta nos describe la historia del desarrollo del espíritu cuando éste anhela evolucionar y despertar. En antiguas tradiciones a este despertar se le llamaba el “segundo nacimiento” o la “segunda educación”.  Había un primer nacimiento y una primera educación que ayudaba a formar la personalidad humana, plena de habilidades, conocimientos teóricos, experiencias personales de carácter emocional, etc. En el ámbito de la personalidad quedan ubicadas las influencias A y B, de las que hablamos hace un momento, que llegan a ser exteriores e incluso superficiales.

Pero la búsqueda del camino espiritual tarde o temprano puede llevar al hombre que ya ha desarrollado su personalidad a entrar en contacto, aunque sea en un inicio débilmente, con las influencias C, influencias profundas o de la Humanidad Despierta.

En la historia de la Cenicienta, la madrastra no es una representación de la madre humana, sino de la falsa personalidad que rige sobre el alma o la esencia, dominándola, castrándola y manteniéndola encerrada. En un momento dado, si la Cenicienta, la esencia o el alma, no logra despertar y librarse de ella, puede morir literalmente.

Las hermanastras: Anastasia y Griselda representan los falsos Yo de la personalidad, que luchan por ocupar el lugar de la esencia.

En una dramática escena de la historia, donde ellas desgarran el primer vestido de Cenicienta hasta dejarlo vuelto harapos, se representa de manera muy vívida y trágica el drama con el que nos tratamos a nosotros mismos, envueltos en vanidad, resentimiento y odio hacia lo que nos rodea, haciendo caso a los falsos Yoes. No nos damos cuenta que la principal víctima de nuestras necedades y bajos sentimientos es nuestra propia alma. Si pudiéramos sentir cómo habita aún el vestigio de la pobre Cenicienta en nuestro interior, cómo se estremece, palpitante y dolorida bajo la tiranía de nuestra falsa identidad y nuestras vanidades, no podríamos evitar correr a  abrazarla de inmediato y darle el lugar que le corresponde. Pero estamos muy lejos de ello, porque para encontrar a nuestra esencia o Cenicienta, requeriríamos hacer un largo trabajo de conocimiento interior y de discernimiento para separarla de los falsos Yoes, que como Griselda y Anastasia, quieren hacerse pasar por ella y arrebatarle su sitio.

Cenicienta significa, como señala Bettelheim, surgida de las cenizas. Así, el trabajo de “cernir” o separar a los falsos Yoes y liberar a Cenicienta es arduo, duro y conlleva muchos años.

En sus primeros intentos de despertar, el alma humana cuenta, como contó Cenicienta, con poco tiempo: hasta las doce de la noche. Los primeros vislumbres del despertar son erráticos, dubitativos, apenas presentidos, su efecto por consiguiente es breve y cualquier logro puede perderse rápidamente. En algún momento, el esfuerzo y el trabajo esotérico paciente y férreo, preparará el terreno para que el Príncipe, el verdadero Yo, descienda de las alturas y encuentre una parcela fértil y lista, la esencia pulida y liberada, para casarse con ella y permanecer a su lado para siempre.

Pero la preparación del terreno puede ser larga, engañosa y sufriente.

En un momento dado, así como a las mascotas de Cenicienta se les dio la oportunidad de evolucionar, siendo transformadas de  ratones, perros y caballos en cocheros, lacayos y sirvientes, todo lo que rodea la esencia debe evolucionar con ella, en una escala correspondiente con su nivel. Es sabido en ciertas tradiciones que los animales también poseen un alma colectiva, un karma que deben ir cubriendo y saneando como puedan. Los humanos quienes les cuidamos y convivimos con ellos les ayudamos en su lenta evolución, al crecer y evolucionar nosotros, los podemos arrastrar a ellos hacia la luz de manera obligada.

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