Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

sábado, 5 de febrero de 2011

SIGNIFICADO DE LAS CRISIS EMOCIONALES

QUIEBRE Y RUPTURA CON UNO MISMO:
SIGNIFICADO DE LAS CRISIS EMOCIONALES

Si no estás buscando la verdad,
no eres un hombre,
como mucho, pareces un hombre,
pero no eres un hombre.

(Osho)


1.
Nunca cae mal la ayuda externa para sortear los diversos obstáculos de la vida. En la mayoría de las etapas del desarrollo, no sólo es necesario, sino imprescindible dicho apoyo.
Mientras más jóven se es, sobre todo en la infancia, resulta más necesaria y debe ser más sustanciosa la ayuda exterior por parte de familiares, cuidadores y terapeutas hacia el niño.
Pero también los adultos, sobre todo al pasar precisamente a la etapa de adultez o de madurez., cerca de los treinta años, requieren igualmente ayuda. Quizá las crisis presentadas en esta época puedán ser más agudas y cruentas que en periodos juveniles previos. Aunque existe poca documentación al respecto.
Aquí el psicoanalista y el guía espiritual juegan un papel central.
La experiencia psicológica nos ha enseñado que en la adolescencia los obstáculos, las rupturas y los quiebres son un poco más llevaderos (cuando menos en la superficie). Aunque para nada se pretenda que la adolescencia por sí misma inmunice contra el dolor emocional y el padecimiento de crisis emocionales. Pero sí, las sacudidas existenciales y los quiebres emocionales internos, parecen presentarse en algunos sujetos, no tanto cuando son adolescentes, preparatorianos y universitarios. O no con semejante intensidad. Si no tan sólo un poco después, al enfrentarse y chocar con "el mundo real".
Algunos adolescentes poseen sus sueños, ilusiones, planes, metas, por muy despegadas del piso y de su contexto social que puedan resultar. También tienen sus grupos de amigos con quienes comparten estos sueños y planes. Del mismo modo que sus enervantes y sus distractores con los que se evaden. Y esto ya es tener mucho.
Otros jóvenes ni siquiera tienen ni los sueños ni los amigos. Tan sólo los enervantes.
2.
En otros más, quizá algunos de los que tuvieron la oportunidad de vivir juventudes con algo de menos carencia económica, se presenta el afán enfermizo  de aferrarse a periodos de la vida ya perdidos y pasados. Aquí es donde comienzan las crisis a las que pretendemos describir. Queriendo permanecer en una infancia o una adolescencia pretéritas. O más bien: todo en derredor, en el entorno propio y en uno mismo indica que es hora del cambio, de madurar. Pero hay una sordera de oidos, sobre todo, una sordera emocional.

Igor Caruso (1988) indica que el único enfermo mental es el que se niega a transitar de un periodo al otro de su vida. Empeñándose en permanecer en medio de una etapa anterior y la siguiente de su desarrollo. Literalmente a medias entre su pasado y su presente. Queriendo gozar, por ejemplo, de los privilegios del hombre o la mujer adultos, pero evitando por sobre todas las cosas, renunciar a las comodidades y fantasías de la infancia y la adolescencia.
Fantasías e imaginaciones que regocijaron y alumbraron periodos tempranos de su historia personal, pero que luego resultan inajustables a las etapas actuales vividas. Sobre todo si dichas fantasías no se han reformulado y actualizado a la luz de las exigencias reales vividas por el sujeto en su desarrollo. Flexibilizándose cuando resultan demasiado rígidas, evitando convertirse en actitudes dogmáticas y totalizadoras. Nada sanas y menos benéficas para la propia persona y para quienes conviven a diario con ella.
Como menciona Raúl Páramo (1985), las formas de totalitarismos y dictaduras, personales, familiares, ideológicas y políticas, se remontan en su orígen a etapas muy primitivas e infantiles del ser humano. Resultando al mismo tiempo manifestaciones enfermizas de permanencia en la infancia.
En suma, un adulto que no ha relativizado sus sueños de infancia y adolescencia (de ningún modo que los haya perdido o renunciado a ellos, porque eso es otra manera de enfermedad y de muerte en vida); es decir, que no se ha cuestionado a sí mismo ni a su historia vital, de ningún modo es adulto. Tampoco es un hombre en el sentido completo y total del término. A lo mucho, se parece externamente a un hombre.
Nos acomoda aquí un término escuchado en alguna película de Guillermo del Toro (El Espinazo del Diablo), se trata en estos casos de "príncipes sin reino". Individuos con obesos narcizos y sobrepasados egos quienes sufren serias dificultades de adaptación.

3.

De ahí que el significado psicológico de las crisis emocionales seal el de la obligatoriedad de volver a uno mismo. De revisar los fundamentos  de la propia persona. Plantear preguntas fundamentales en las que el único interlocutor posible es el sí mismo.
Sería reiterativo  insistir que cualquier búsqueda que aleje a la persona quien enfrenta una crisis emocional de su ámbito interior y de sí misma, resultará infructuosa y a la larga dañina, sino hasta mortífera. Ya que existen paleativos y distractores para atenuar el dolor psíquico en cantidad por estos días.
Un adulto quien ha llegado a la etapa que nombramos como adultez o madurez, más allá de los veinticinco de edad, cerca o pasando los treinta años, pero que se ha negado a asumir los quiebres y las rupturas emocionales necesarios, es apenas un fantasma de hombre, un espector social, una marioneta animada por fuerzas culturales ajenas. Funciona en la apariencia y en lo externo, quizá hasta con éxito. Puede tener familia, incluso alguna jerarquía política o institucional. Desde luego dinero y relaciones. Pero en ningún momento, nada de esto le sirve para dejar de ser una entidad incompleta, un despojo humano bien adaptado y hasta triunfador en apariencia.
Las crisis emocionales, a partir de aquí, son grandes oportunidades para sacudir todo lo supérfluo y limpiar al hombre de aquello que no le pertenece. ¿Pero qué es lo que realmente le pertenece al hombre...?
Con las crisis emocionales nace la posibilidad, quizá única en la vida de alguien, de que aquel remedo de niño o adolescente prolongado y trasnochado, llegue a convertirse en un hombre en el sentido más completo posible para el término hombre.
Pero hoy en día todo hace casi imposible el volver hacia uno mismo y mirar en el interior. Todo pretende perpetuar y prolongar la infancia y la adolescencia de manera antinatural.
De ahí que la pregunta acerca de ¿qué es lo que realmente le pertenece al hombre? sólo la pueda contestar cada cual a partir de sus propias experiencias y búsquedas.
CURACIÓN DE RECUERDOS DOLOROSOS Y HERIDAS EMOCIONALES

Crecer a partir de la propia depresión y ansiedad.
Profundizar, conocer y mitigar las heridas emocionales y recuerdos dolorosos.
Trabajo grupal para sanear la memoria emocional y las experiencias dolorosas.
Todos los Martes a las 7 pm a partir del 22 de Febrero de 2011.
Costo: 200 pesos por sesión.

Lugar: López Cotilla 862. A un costado del Templo Expiatorio. Guadalajara Jalisco.
Tel. 38 38 85 86

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