Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

domingo, 29 de mayo de 2011

ÚLTIMA ORACIÓN DE UN SABIO

SIGMUND FREUD


1.

Oh, sutil esencia:
almíbar del Ello
y del Yo
y de todos los Otros...

Tú, que amplificaste mi memoria,
potenciando mi pensamiento,
ensanchando mi consciencia
hasta el Infinito.
Y hasta el tamaño del Infierno...

Ayudándome a escribir
centenares de libros 
e inquietantes teorías.

Develando y combatiendo
una doble moral
que consistía en la enfermedad de mi tiempo...

2.

Yo, que en lugar de seguir alimentando
un amor materno ya insano,
me acogí a tu vicio
siempre noble y sincero.

Y en cada calada tuya,
en cada inhalada interminable,
la protección de una Madre Oceánica y justa,
se me rebeló
junto con el dolor
de vivir mi realidad inalienable:
mi Yo último y profundo.

3.

Oh, sutil esencia:
excremento del buen Dios,
esperma de Belcebú,
escroto de Baal y falo de Lucifer.

Oh, sutil esencia
única madre y padre que alguna vez tuve.

Tú, quien le diste a Fausto y a Leonardo
 la llave maestra
de la sabiduría y la inmortalidad.
A tí te nombrare:
CHC.

Tú, que me otorgaste la Visión de lo Infinito,
alíviame por piedad este horrible dolor
de un carcinoma en la garganta
que cada día se acrecienta un poco más
comiéndome la carne y las últimas palabras.

Te pido que disminuyas mis sufrimientos
o los finiquites
con un último golpe mortal.

4.

Pero algo sí te suplico,
oh, única y auténtica madre,
dadora y arrebatadora de vida
por sobre todas las cosas:

que jamás me cures
por nada del mundo
de la insoportable visión de la verdad
que alguna vez me concedieras....

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