El Dr. Maurice Nicoll
1.
Hay
una vieja teoría psicológica que dice que una parte del ser humano proviene de
las estrellas, esta parte del hombre es conocida como la esencia. En un primer momento del
desarrollo humano, durante la infancia, el niño es esencia pura: inocencia,
libertad, ímpetu, espontaneidad, juego, creación. Empero, si la esencia
predominara durante mucho tiempo, el niño ostentaría demasiada ingenuidad, al
punto de ser destruido por los obstáculos y la agresividad del mundo. Se
convertiría en un inadaptado, en un salvaje pueril y bruto, o perecería antes
de pasar a otra etapa de su vida, víctima de la malicia de su entorno.
Por
lo tanto, debe desarrollar la parte social de su ser: la personalidad.
Proporcionada por su familia, la escuela, la iglesia y otras instituciones
socializadoras. Misma que le permite adaptarse a su mundo circundante,
formarse, especializarse, integrarse y cumplir un rol en la vida.
Corriendo
el riesgo de encasillarse en ése mismo rol e identificarse con él sin remedio,
al punto de matar su esencia. Es de hecho una forma en que mucha gente sigue
viviendo, habitando un cuerpo y jugando un papel que le asignaron, si no es que
se lo impusieron, pero estando muerto interiormente. No habría mejor definición
que la de un zombi para ese estado.
Muchas
personas quienes son exitosas desde el punto de vista de la personalidad y la
sociedad: grandes profesionistas, empresarios, investigadores universitarios,
ministros religiosos, políticos, personajes de la cultura, artistas, líderes
sociales, etc., hace mucho tiempo que mataron su esencia y la enterraron en el
camino de encumbrarse con los éxitos exteriores.
La
teoría psicológica que habla sobre la esencia y su diferencia con la
personalidad es El Cuarto Camino. Algunos dicen que ésta escuela contiene los
secretos del Cristianismo Esotérico, en el cual se formaron Juan el Bautista y Jesús de Nazaret, por ejemplo, no el
cristianismo de las iglesias e instituciones. Sino el cristianismo como un
camino interior milenario, que preparaba a sus seguidores como guerreros
espirituales, muy atentos para luchar contra sí mismos y sus propias
debilidades.
2.
El
joven médico inglés había sido voluntario en la Primera Guerra, cuando tenía
veinte años. Estuvo en una misión en Marruecos, fungiendo como cirujano. Al
regresar a Europa, algo en su espíritu se había quebrado. La medicina
tradicionalista e institucional no le llenaba más. Por eso acudió a Suiza, primero
como paciente del prestigioso psiquiatra Carl Gustav Jung, luego como su
alumno. La Psicología Profunda junguiana lo atrapó de inicio, y durante casi
una década paso largas horas analizando los símbolos de sus sueños y de muchos
pacientes. Convirtiéndose en uno de los estudiantes más cercanos de Jung.
Pero
al cumplir los 33, algo volvió a quedarse sin encajar en su interior. Justo
después de casarse con la mujer a quien amaba. Repentinamente todo el
psicoanálisis y la psicología occidental le parecían huecos, como un conjunto
de elaboraciones literarias que no tenían nada de fondo y que tampoco se
sostenían sobre nada concreto. Un montón de fantasías y masturbaciones mentales
que no poseían absolutamente ninguna solidez.
Abandono
la escuela de Jung, e intentó seguir su camino por su propia cuenta.
Entonces
oyó hablar de un psicólogo diferente. Su joven esposa se lo describió como un
psicólogo y matemático autodidacta. Había huido del estalinismo unos años atrás
y a su vez fue alumno de uno de los más grandes magos y psicólogos de todos los
tiempos: George Gurdjieff.
Al
joven doctor Maurice Nicoll, la presencia del psicólogo Piotr Ouspensky le
resultó hosca y en extremo seria, al punto de sentir en un inicio que se
encontraba frente a otro de los muchos investigadores librescos y acartonados,
de los muchos que conoció en su vida. Y vaya que el doctor Nicoll había
aprendido a confiar en su corazón más que en ninguna otra cosa.
Pero
al irlo escuchando hablar, tuvo precisamente en su corazón, la certeza de encontrarse
frente a un sistema de conocimiento por completo novedoso. En ése entonces
nadie diría que en unos años ambos llegarían a ser grandes amigos.
GURDJIEFF, OUSPENSKY Y COLLS
3.
Ouspensky
les explicó que la tercera etapa del desarrollo humano, cuando el hombre ya ha
conseguido construir una personalidad culta, analítica, observadora y refinada,
consiste en recuperar la esencia, perdida desde la infancia. Pero ahora debe
matar su personalidad de cierta manera. Debe estar desilusionado por una parte
de todas las enseñanzas religiosas que le pueden proporcionar las iglesias
comunes, por una parte, y por otra, desilusionado también de las certezas que le pudiesen dar los
conocimientos de las ciencias y las universidades, tal como las conocemos hoy
en día. En una palabra, por completo decepcionado e incrédulo de todo lo
conocido, sabiendo que no se sabe nada, como señaló Sócrates en su tiempo. Y
así se encontraba precisamente el joven psiquiatra Maurice Nicoll.
El
Cuarto Camino requería haber conseguido previamente una personalidad culta y
especializada, habilidosa en variados campos del conocimiento, pues sin ella no
se lograría la comprensión psicológica indispensable. Y una comprensión
profunda y sincera era el instrumento fundamental para ir entrando en el Cuarto
Camino, a diferencia de otros caminos espirituales como el yoga o la
meditación, en donde sólo era requisito obedecer las palabras de un gurú al pie
de la letra.
En
el Cuarto Camino no se podía obtener nada si antes no se comprendía cabalmente
cada una de las etapas del mismo. Saber que no se era ni se tenía nada. En
cierto modo, tras conseguir una personalidad sólida y elaborada, el adepto del
Cuarto Camino, en la tercera etapa, si quería evolucionar, debía transformar su
personalidad y renunciar a ella para lograr fusionarla con su esencia perdida.
Ouspensky
había sido uno de los alumnos más cercanos de Gurdjieff. En un momento dado,
pocos años antes, había recibido el consentimiento del propio mago Gurdjieff
para enseñar las ideas del Cuarto Camino por su propia cuenta y de manera
independiente.
En
pocos años y tras arduo trabajo psicológico, Maurice Nicoll recibiría a su vez
el consentimiento de Ouspensky para escribir, enseñar y divulgar las mismas ideas. Se volvería por su parte una
especia de nieto de Gurdjieff, o de alumno de tercera generación del Cuarto
Camino.
4.
Si
se pudiera resumir la finalidad del Cuarto Camino, dice Maurice Nicoll, sería
la de descubrir en uno mismo, el sendero que lo lleva de regreso a casa. Si la
esencia, o el alma humana provienen del as estrellas, como se dijo al inicio, el
trabajo del Cuarto Camino consta de ayudar al espíritu humano a realizar el
viaje de regreso a su hogar.