Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

domingo, 8 de julio de 2012

LOS SECRETOS DEL TAROT

                                                                       EL ERMITAÑO



1.    Arcano es secreto

El Tarot está constituido por arcanos: símbolos diseñados e impresos al frente de sus cartas y dispuestos para ser leídos de mil formas. El término arcano significa secreto. ¿Por qué entonces el Tarot se encuentra pleno de secretos?

El Tarot está construido sobre la base de mensajes ocultos para el sentido común, los cuales deberán esclarecerse por parte de aquellos que estén preparados. Cada una de las imágenes de sus cartas implica un enigma que debe ser desenredado, tanto por el tarotista como por el consultante o paciente, quien solicitó una tirada o lectura de Tarot.

            Un secreto es algo que nos reta y nos obliga a descubrir su significado. La vida misma  también se constituye sobre la base de secretos que hay que develar. Los grandes héroes de la literatura y la mitología, para llegar a convertirse en héroes verdaderos y desarrollar su personalidad en plenitud, tuvieron que enfrentarse a diversos predicamentos: acertijos, cuestionamientos, entrecruzamientos y adivinanzas que les eran planteados. En general: secretos, cuyo verdadero significado estaban obligados a elucidar. De lo contrario hubiesen muerto o permanecido en la inmadurez: Edipo, Hamlet, Zaratustra, Jesús de Nazaret, Buda, Gilgamesh, Rama, Héctor de Troya, etc. Son ejemplo entre miles, de la importancia del desciframiento de secretos en la personalidad que desea evolucionar y madurar, sobre la base de enfrentar y desentramar enigmas y encontrar la respuesta a preguntas existenciales de alta dificultad.

            Algo encuentran los seres humanos de sí mismos, cuando entran en el nudo de una historia, un mito o un cuento, al identificarse con el héroe y el personaje principal de un drama o epopeya. Por eso nos gustan tanto las películas de ficción y aventuras, y los libros por antiguos que sean, donde sus personajes resuelven predicamentos, encontrando el significado de sus propias vidas y confusiones tras una prolongada lucha interna. Los hombres se proyectan como el cinematógrafo sobre la pantalla, cuando alguien les cuenta una historia,  entran al cine o abren una novela.

            Ya decía Nietszche en el Anticristo: “…nada debe obstaculizar el desarrollo interno del héroe que todos llevamos dentro.”

            En cierto modo, el Tarot cumple una función psicológica análoga, al abrir en una tirada de cartas y exponer sobre la mesa o alfombra donde se realiza la lectura, una serie de personajes misteriosos y elementos enigmáticos. En el momento en que los arcanos entran en contacto unos con otros, comienzan a interactuar, como los elementos alquímicos de alguna especie de fórmula mágica milenaria, activada el instante mismo en que el consultante decide entrar en el misterio de sus cartas. Ninguna lectura de Tarot es igual a otra, aunque el consultante y el tarotista sean los mismos. Un arcano, de hecho, puede variar y transformar su significado en cada tirada, dependiendo de los otros símbolos aparecidos alrededor suyo: arriba, a la izquierda, por debajo, dependiendo.

Por ejemplo el arcano El Ermitaño, si se encuentra al inicio de una lectura, puede significar el apoyo de una figura masculina desconocida o novedosa, cuyas enseñanzas y consejos  motiven y orienten en estos momentos la vida del consultante: un maestro, un amigo con más experiencia, quizá poseedor de ciertos conocimientos espirituales que alguien más le rebeló. Un nuevo paradigma que revitaliza los esquemas mentales y creencias del paciente. Pero si el mismo arcano se encuentra al final de la lectura, contrariamente, puede representar una figura masculina obstaculizadora, quizá un maestro o un padre tiránicos, de quien el consultante se niega a desprenderse o con quien es incapaz de enfrentarse; también un pasado idealizado que se anhela y que no se quiere abandonar por ningún motivo aunque ya no exista. Nos encontraríamos entonces con una reacción neurótica de ambivalencia ante una figura masculina.

Al relacionarse unos con otros, los arcanos rebelan una historia ocurrida en el interior del consultante, la cual éste intuía apenas, o con  la que ni siquiera podía imaginar encontrarse en relación directa. Por ello, una lectura de Tarot puede resultar bastante rompedora de esquemas, poniendo a trabajar tanto la mente consciente como la inconsciente. Descubriendo aspectos por completo desconocidos de la personalidad o apenas presentidos por el consultante.

2.    LA PSICOLOGÍA DE LOS ARCANOS

Dentro del Tarot como del inconsciente social y espiritual, las figuras femeninas representan un principio receptivo, compasivo y piadoso, mucho más suave que el masculino. Todo en el Tarot que se trate de mujeres, damas, doncellas: como las reinas,  las damas, hace alusión a la imagen o al arquetipo femenino. También las figuras redondeadas, de amplias proporciones, como los oros, las copas, quienes representan principios femeninos, como ciertas partes del cuerpo humano, las emociones, la receptividad, la capacidad de entrega y de compasión. El lado positivo del principio femenino es el brindar ternura, compasión, perdón, comprensión, capacidad de dejarse querer, de permitirse recibir al misterio de la vida. Su lado patológico o nefasto es la falta de decisión, la manipulación, la mentira, la autocomplacencia, la debilidad y la corrupción.

            Por su parte, existe un principio o arquetipo masculino, representado en los arcanos del Tarot. Todas las figuras de caballeros, reyes, hombres, representan en mayor o menor medida lo activo, la decisión, el valor, el arrojo, la fortaleza, etc. Su lado patológico es la dictadura, la estrechez de visión. Un hombre machista que sólo quiere ver las cosas de acuerdo a su visión única. Del mismo modo, las figuras alargadas como las espadas y los bastos de las cartas, representan principios masculinos: la inteligencia, la voluntad, la decisión, la motivación, la visión.

            Tanto a los hombres como a las mujeres les hace falta el arquetipo masculino como el femenino. Un hombre poseído por una imagen femenina en exceso, cosa que puede revelar el Tarot al evidenciar una madre dominante, carecerá de decisión en la vida y tenderá a ser dominado por el resto de las mujeres con quienes se relacione. Por otro lado, una mujer a quien le falta el principio masculino, será doblemente débil, la aplastarán los hombres con quienes tenga contacto y la someterán, o padecerá por otra parte demasiado temor a la vida.

            Existe un tercer arquetipo, denominado integrador o unificador: el andrógino. Este habla de la capacidad de conciliar sin oponerse, lo masculino y lo femenino. El andrógino integra  ambas partes sintetizándolas armoniosamente.  Algunas de las cartas del Tarot encajan bien de acuerdo al tercer principio: El Colgado, El Amante, El Loco, entre otros.

            Quien haya alcanzado un nivel de desarrollo hasta el estadio andrógino, tendrá bien constituida tanto su misión como su visión de vida. La misión de una persona, empresa u organización, la proporciona el arquetipo femenino, porque contiene una capacidad de intuición y sensibilidad que es la que inspira y motiva hacia algo. Una filosofía de vida que proviene del corazón y del centro femenino de todos nosotros.

Por otro lado, la visión no puede existir si a alguien le falta el principio masculino. Lo viril es aquello que proporciona, más allá de la motivación y la inspiración, la dirección hacia dónde avanzar y los pasos a seguir. Amén de la fuerza necesaria y la decisión para efectuar los pasos y cambios necesarios hacia la visión, una vez descubierta o rebelada. Como puede verse, la vida requiere siempre de ambos principios para que todo marche adecuadamente. Y el Tarot puede evidenciar, diagnosticar y rebelar la falta de unión o la carencia de alguno de los principios.

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