1.
Arcano
es secreto
El Tarot está constituido por arcanos: símbolos
diseñados e impresos al frente de sus cartas y dispuestos para ser leídos de
mil formas. El término arcano significa secreto. ¿Por qué entonces el Tarot se
encuentra pleno de secretos?
El Tarot está construido sobre la
base de mensajes ocultos para el sentido común, los cuales deberán esclarecerse
por parte de aquellos que estén preparados. Cada una de las imágenes de sus
cartas implica un enigma que debe ser desenredado, tanto por el tarotista como
por el consultante o paciente, quien solicitó una tirada o lectura de Tarot.
Un
secreto es algo que nos reta y nos obliga a descubrir su significado. La vida
misma también se constituye sobre la
base de secretos que hay que develar. Los grandes héroes de la literatura y la
mitología, para llegar a convertirse en héroes verdaderos y desarrollar su
personalidad en plenitud, tuvieron que enfrentarse a diversos predicamentos:
acertijos, cuestionamientos, entrecruzamientos y adivinanzas que les eran
planteados. En general: secretos, cuyo verdadero significado estaban obligados
a elucidar. De lo contrario hubiesen muerto o permanecido en la inmadurez:
Edipo, Hamlet, Zaratustra, Jesús de Nazaret, Buda, Gilgamesh, Rama, Héctor de
Troya, etc. Son ejemplo entre miles, de la importancia del desciframiento de
secretos en la personalidad que desea evolucionar y madurar, sobre la base de
enfrentar y desentramar enigmas y encontrar la respuesta a preguntas
existenciales de alta dificultad.
Algo
encuentran los seres humanos de sí mismos, cuando entran en el nudo de una
historia, un mito o un cuento, al identificarse con el héroe y el personaje
principal de un drama o epopeya. Por eso nos gustan tanto las películas de
ficción y aventuras, y los libros por antiguos que sean, donde sus personajes
resuelven predicamentos, encontrando el significado de sus propias vidas y
confusiones tras una prolongada lucha interna. Los hombres se proyectan como el
cinematógrafo sobre la pantalla, cuando alguien les cuenta una historia, entran al cine o abren una novela.
Ya
decía Nietszche en el Anticristo: “…nada debe obstaculizar el desarrollo
interno del héroe que todos llevamos dentro.”
En
cierto modo, el Tarot cumple una función psicológica análoga, al abrir en una
tirada de cartas y exponer sobre la mesa o alfombra donde se realiza la
lectura, una serie de personajes misteriosos y elementos enigmáticos. En el
momento en que los arcanos entran en contacto unos con otros, comienzan a interactuar,
como los elementos alquímicos de alguna especie de fórmula mágica milenaria,
activada el instante mismo en que el consultante decide entrar en el misterio
de sus cartas. Ninguna lectura de Tarot es igual a otra, aunque el consultante
y el tarotista sean los mismos. Un arcano, de hecho, puede variar y transformar
su significado en cada tirada, dependiendo de los otros símbolos aparecidos
alrededor suyo: arriba, a la izquierda, por debajo, dependiendo.
Por ejemplo el arcano El Ermitaño, si se encuentra al inicio
de una lectura, puede significar el apoyo de una figura masculina desconocida o
novedosa, cuyas enseñanzas y consejos
motiven y orienten en estos momentos la vida del consultante: un
maestro, un amigo con más experiencia, quizá poseedor de ciertos conocimientos
espirituales que alguien más le rebeló. Un nuevo paradigma que revitaliza los
esquemas mentales y creencias del paciente. Pero si el mismo arcano se
encuentra al final de la lectura, contrariamente, puede representar una figura
masculina obstaculizadora, quizá un maestro o un padre tiránicos, de quien el
consultante se niega a desprenderse o con quien es incapaz de enfrentarse;
también un pasado idealizado que se anhela y que no se quiere abandonar por
ningún motivo aunque ya no exista. Nos encontraríamos entonces con una reacción
neurótica de ambivalencia ante una figura masculina.
Al relacionarse unos con otros, los
arcanos rebelan una historia ocurrida en el interior del consultante, la cual
éste intuía apenas, o con la que ni
siquiera podía imaginar encontrarse en relación directa. Por ello, una lectura
de Tarot puede resultar bastante rompedora de esquemas, poniendo a trabajar
tanto la mente consciente como la inconsciente. Descubriendo aspectos por
completo desconocidos de la personalidad o apenas presentidos por el
consultante.
2.
LA
PSICOLOGÍA DE LOS ARCANOS
Dentro del Tarot como del inconsciente social y
espiritual, las figuras femeninas representan un principio receptivo, compasivo
y piadoso, mucho más suave que el masculino. Todo en el Tarot que se trate de
mujeres, damas, doncellas: como las reinas,
las damas, hace alusión a la imagen o al arquetipo femenino. También las
figuras redondeadas, de amplias proporciones, como los oros, las copas, quienes
representan principios femeninos, como ciertas partes del cuerpo humano, las
emociones, la receptividad, la capacidad de entrega y de compasión. El lado
positivo del principio femenino es el brindar ternura, compasión, perdón,
comprensión, capacidad de dejarse querer, de permitirse recibir al misterio de
la vida. Su lado patológico o nefasto es la falta de decisión, la manipulación,
la mentira, la autocomplacencia, la debilidad y la corrupción.
Por
su parte, existe un principio o arquetipo masculino, representado en los
arcanos del Tarot. Todas las figuras de caballeros, reyes, hombres, representan
en mayor o menor medida lo activo, la decisión, el valor, el arrojo, la
fortaleza, etc. Su lado patológico es la dictadura, la estrechez de visión. Un
hombre machista que sólo quiere ver las cosas de acuerdo a su visión única. Del
mismo modo, las figuras alargadas como las espadas y los bastos de las cartas,
representan principios masculinos: la inteligencia, la voluntad, la decisión,
la motivación, la visión.
Tanto
a los hombres como a las mujeres les hace falta el arquetipo masculino como el
femenino. Un hombre poseído por una imagen femenina en exceso, cosa que puede
revelar el Tarot al evidenciar una madre dominante, carecerá de decisión en la
vida y tenderá a ser dominado por el resto de las mujeres con quienes se relacione.
Por otro lado, una mujer a quien le falta el principio masculino, será
doblemente débil, la aplastarán los hombres con quienes tenga contacto y la
someterán, o padecerá por otra parte demasiado temor a la vida.
Existe
un tercer arquetipo, denominado integrador o unificador: el andrógino. Este habla
de la capacidad de conciliar sin oponerse, lo masculino y lo femenino. El
andrógino integra ambas partes
sintetizándolas armoniosamente. Algunas
de las cartas del Tarot encajan bien de acuerdo al tercer principio: El Colgado, El Amante, El Loco, entre
otros.
Quien
haya alcanzado un nivel de desarrollo hasta el estadio andrógino, tendrá bien
constituida tanto su misión como su visión de vida. La misión de una persona, empresa
u organización, la proporciona el arquetipo femenino, porque contiene una
capacidad de intuición y sensibilidad que es la que inspira y motiva hacia
algo. Una filosofía de vida que proviene del corazón y del centro femenino de todos
nosotros.
Por otro lado, la visión no puede
existir si a alguien le falta el principio masculino. Lo viril es aquello que
proporciona, más allá de la motivación y la inspiración, la dirección hacia
dónde avanzar y los pasos a seguir. Amén de la fuerza necesaria y la decisión para
efectuar los pasos y cambios necesarios hacia la visión, una vez descubierta o rebelada.
Como puede verse, la vida requiere siempre de ambos principios para que todo
marche adecuadamente. Y el Tarot puede evidenciar, diagnosticar y rebelar la falta
de unión o la carencia de alguno de los principios.
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