Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

miércoles, 7 de marzo de 2012

ENEAGRAMA: LOS NUEVE ROSTROS DEL SER




Un verdadero percatarse de lo que hacemos y de cómo y porqué lo hacemos transforma nuestras respuestas obsoletas en idioteces que probablemente caigan por el camino o que pierdan poder sobre nuestras intenciones esenciales.
(CLAUDIO NARANJO –Carácter y Neurosis)


1.
El médico, mago, terapeuta y maestro de danzas griego conocido en el mundo esotérico y psicológico como Gurdjieff, solía decir que cualquiera que se encontrase por completo solo en el desierto, extraviado, acosado por dudas, temores y cuestionamientos, podría trazar en la arena un esquema del eneagrama. Entonces encontraría las respuestas a todo lo que le aquejase. Pues su estructura geométrica contendría todas las posibilidades de combinaciones situacionales y personales del universo.


            Del eneagrama se desconocen sus orígenes, más poco aún de su historia. Quien primeramente lo introdujo en Occidente fue el propio Gudjieff: médico, mago y escritor ruso-armenio. Presuntamente en el año 1900, tras una larga búsqueda espiritual, recorriendo y contactando con antiguas escuelas herméticas, adquiriendo conocimientos iniciáticos y ocultos, Gurdjieff se acerca por fin a lo que anda buscando. Al norte de Afganistán es guiado a través del desierto por cuatro jinetes, con los ojos vendados para que no pueda rebelar posteriormente la ubicación geográfica de una antigua ciudad abandonada. Ahí entra en contacto con una milenaria hermandad persa, cuyos orígenes datan del 2500 antes de Cristo. Contaba veintiséis años de edad. En el monasterio Sarmung le son transmitidos los conocimientos que luego conformarían las enseñanzas del Cuarto Camino, incluidos los referentes a danzas sagradas y al propio eneagrama. Gurdjieff condensa las enseñanzas adquiridas de la hermandad Sarmung y las adapta a su estilo personal, combinándolas con otros aprendizajes recolectados a lo largo de sus viajes por el Cáucaso, la Ruta de Seda, Tíbet y todo Medio Oriente. Más tarde las llevará a Europa, comenzando por San Petesburgo, Paris y luego los Estados Unidos. Sus discípulos y seguidores continuarán la difusión de las enseñanzas del maestro tras su muerte.
2.
El eneagrama es una estructura geométrica que contiene en su interior nueve puntos que a la vez se encuentran y alejan. Cada uno representa una de las facetas del Ser. Un número del 1 al 9, conteniendo cada cual sus propias características y singularidades. El eneagrama desató rabiosas polémicas. Los católicos y cristianos conservadores lo rechazan por promover un cristianismo esotérico, aunado a la difusión de una interpretación libre, mágica y espiritista de los evangelios. Algo opuesto a la intensión de una buena cantidad de instituciones cristianas, quienes buscan mantener una interpretación ecuménica, por no decir única u oficial de las Sagradas Escrituras. Los psicólogos académicos por su parte cuestionan los fundamentos teóricos y orígenes del mismo, todo lo que suene a esoterismo y ocultismo es contemplado desde la psicología académica con desconfianza, a veces con razón, otras sin tenerla tanto.


            Claudio Naranjo en su libro Carácter y Neurosis realizó un importante esfuerzo por fundamentar la relación de cada una de las nueve personalidades que conforman el eneagrama con algunas tipologías de personalidad modernas de la psicología y la psiquiatría. El psiquiatra chileno utiliza el eneagrama como técnica de autoconocimiento apoyada en enfoques gestálticos y psicoanalíticos, brindando una legitimidad (por demás innecesaria, pero útil) al eneagrama frente al mundo académico y universitario. Los seres humanos encarnaríamos alguna de las nueve personalidades o eneatipos, o combinaciones de ellas. En este sentido, lo que se propone desde la psicología de la gestalt en la que hábilmente se mueve Naranjo, no es la búsqueda de la modificación de los rasgos de personalidad reconocidos como “indeseables”, “problemáticos”, “insanos” o “patológicos”. Sino la búsqueda de la auto-comprensión y la auto-observación.


       En la línea de las enseñanzas del Cuarto Camino propuesta por Gurdjieff, Naranjo utiliza el eneagrama para observar las reacciones propias, principalmente en los periodos de crisis o conflicto personales. Es en las etapas de crisis humana donde emergen los rasgos de carácter, muchas veces perversos y malignos, que habitualmente permanecen bajo las diversas máscaras que utilizamos, para hacernos pasar por buenos, deseables, ingenuos, seguros, sabios y perfectos. No se pretende de ningún modo buscar quitar, retirar o modificar los rasgos de carácter identificados con alguna de las nueve personalidades, como sí ocurre en otros modelos psicológicos.  Contrariamente, se plantea la observación serena, fría y objetiva de uno mismo. El sufrimiento y las épocas de crisis, cambio y quiebre de la vida, serían los momentos oportunos para observar las propias reacciones de carácter. Se presupone que la simple observación de uno mismo y del propio sufrimiento, sin juzgarse ni pretender cambiar nada, tal cual, serviría para abandonar, tarde o temprano, sin proponérselo como un objetivo consciente, los patrones enfermizos y nocivos con los que nos relacionamos. Develando las máscaras con las que nos disfrazamos en vano de seres maduros, fuertes y buenos.


            Lo idóneo según la propuesta psicológica del eneagrama sería la observación serena y distante de uno mismo, aunada a un imprescindible anhelo de convertirse en mejor persona. Sin forzar en lo absoluto ningún tipo de cambio, iluminación o modificación del carácter.
3.
Cada número, como se indicó arriba, correspondería a un tipo o arquetipo de personalidad con los propios rasgos y particularidades. A continuación se presentan los nueve eneatipos sin seguir un orden numérico ordinario, sino la sucesión numérica asignada por Claudio Naranjo:


  1. La Personalidad Uno es denominada como Ira y Perfeccionismo, las personas que coinciden con ella se caracterizan por la ausencia de espontaneidad, un enojo inconsciente, por demás difícil de reconocer pero vertido sobre los demás, disfrazado de una máscara de perfeccionismo y virtud. El mojigato típico.


  1. La Personalidad Cinco se contiene y reprime a sí misma demasiado. Es tacaño y avaricioso, se le dificulta expresarse. Antisocial, reservado, carente de humor. Aparenta adaptarse y aceptar a las personas, pero en el fondo se reserva y contiene. Se comporta en muchas ocasiones como miserable, con temor a perder lo poco o mucho que posee.


  1. La Personalidad Cuatro: Envidia: Es por demás envidioso y frustrado. Tiene una imagen de sí mismo idealizada, a la que no logra adaptarse, causa mayor de sus sufrimientos. Pues no corresponde su manera de ser y lo que en realidad tiene, con lo que considera debería ser y tener. Es acosado constantemente por sentimientos depresivos y conmiseración. Se compara constantemente con los demás.


  1. La personalidad Ocho: Sadismo y Lujuria: Es caracterizado por la búsqueda constante del exceso, como señala Naranjo, no sólo a través del sexo, sino de la saturación de todo tipo de estímulos: comida, diversión, alcohol, etc. Tiende al sadismo, en ocasiones a la crueldad hacia los otros.


  1. Personalidad Siete: Gula, Fraudulencia y Narcisismo: Es un glotón, se acerca a los demás mediante los buenos modales y las palabras bien pensadas. Tiende a creerse sus propios sueños o a vivir de ellos vendiéndoselos a otros. Confunde a menudo el placer con el amor: causa mayor de su sufrimiento. Buscador de lo remoto y lo curioso.


  1. Personalidad Dos: Orgullo e Histeria: El orgullo es el peor de los pecados capitales. Tiende a elevarse a sí mismo a tal grado de resultar agresivo. Tiende a alabar a aquellos que pueden satisfacer su orgullo y desprecia a aquellos que se niegan a alimentárselo. Puede ser tanto dulce como agresivo, dependiendo si se le complace o no.


  1. Personalidad Tres: Vanidad, Inautenticidad y Mercantilismo: Se preocupa demasiado por la propia imagen. Tiende a ser alegre, pero también simula demasiado sus propios sentimientos. Puede llegar a valorarse a sí mismo y a sus relaciones con los otros como productos a la venta.


  1. Personalidad Seis: Cobardía, Paranoia y Acusación: Predomina en él el miedo y la ansiedad, se culpa demasiado a sí mismo. Es paralizado por el miedo en importantes momentos de decisión. Sumamente desconfiado, tiene a pensar en conspiraciones en su contra.

    9. Personalidad Nueve: Inercia Psicoespiritual y Sobreadaptación: Apático, perezoso mental, abnegado. Teme mucho a conocerse a sí mismo, lo horroriza la introspección, tiende a ser religioso, pero en el sentido del fanatismo mas no del misticismo. Es perezoso y evita el conflicto en lo posible. [1] 
4.
Los psicólogos y antropólogos relativistas evitarían al máximo y se escandalizarían ante la idea de establecer una lista de tipos universales de personas. La afirmación de que cada cultura tiene su autenticidad y singularidad propia, y que cada ser humano en sí mismo es único y distinto a los demás tiene su valor innegable. Según ellos nadie es igual al los otros.

            Pero también poseen bastante valor la búsqueda de lo que unifica no sólo a las distintas sociedades y culturas del planeta, sino lo que pueden llegar a tener en común los individuos. Independientemente de su edad, tiempo histórico y lugar de vida. La consiguiente búsqueda de lo que hay de universal en los hombres pese a las distancias geográficas, históricas y culturales es igualmente válida. El establecimiento de nueve tipos de personalidades y su uso para el autoconocimiento se convierte en un esquema que busca precisamente establecer lo que hay de universal y común en los hombres, a pesar de diferencias de tiempo, espacio, experiencia y cultura.

            Si el eneagrama proviene de un conocimiento acumulado y condensado por una cultura persa de hace cinco mil años, el cual ha atravesado eras de paganismo, cristianismo, pecados capitales, tecnología, cultura global, llegándonos al presente y haciéndonos sentir aludidos, entonces aún tiene mucho que decir. ¿Qué tienen en común los pecados capitales, los cuentos de hadas, las profecías de Zoroastro, las búsquedas de Gurdjieff, el psicoanálisis, las enseñanzas de Jesús, el existencialismo y el anhelo por convertirse en mejor persona? Al leer hoy la literatura de las antiguas civilizaciones, o admirar una película inspirada en ella: el drama de Edipo, las aventuras de Gilgamesh, la Odisea de Ulises, la batalla del Rey David, seguimos identificándonos con el héroe, asqueándonos ante las vilezas del carácter y las acciones de los villanos más antiguos. En realidad proyectándonos sobre ellas o identificándonos. Suspirando de alivio cuando los héroes y protagonistas salen airosos, las damiselas son salvadas y es resuelta la trama de una milenaria historia. La búsqueda de lo universal en lo humano tiene, al igual que la de lo único y singular, un valor de uso y reflexión de suma actualidad. Cada que el conflicto narrativo de un cuento o una historia se resuelven, al leerlos o al escucharlos, algo se resuelve también en nosotros. El eneagrama parte de una búsqueda de lo universal en lo humano, un mensaje proveniente de tiempos muy antiguos combinado con los avances de la psicoterapia y la psicología.











[1] Naranjo, Claudio. Carácter y Neurosis. Ediciones La Llave D. H. España. 2007.


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