EL JUICIO: Tarot de Marsella
Asistimos aquí al nacimiento de una
consciencia
enmarcada por un principio femenino
a la izquierda
y un principio masculino a la
derecha.
Esta emergencia, llamada por el
ángel con su trompeta,
se presenta ante nosotros como un
deseo irresistible.
La labor ha sido realizada.
(ALEJANDRO
JODOROWSKY –La Vía del Tarot)
1.Tarotólogos,
Tarotistas y Adivinos de poca monta.
En
las lecturas de Tarot comunes y corrientes, realizadas por adivinos de
cualquier parte, hechiceros de poca monta y tarotistas pedestres, la carta del
arcano XX del Tarot de Marsella, conocida como El Juicio, siempre es
interpretada en relación a cuestiones legales o administrativas peligrosas. Se
le advierte al consultante, incluso llega a asustársele, con la amenaza de
factibles demandas, usureros, abogados siniestros, estafadores, herencias
robadas, divorcios mal llevados, etc.
La interpretación superficial de los
símbolos, tanto en la terapia de sueños, la lectura del Tarot como en la
psicología y el psicoanálisis del arte, siempre se quedará en la parte externa
del símbolo, justo hacia donde no va dirigida la verdadera psicología del
mismo: en el nivel del análisis más concreto, simplista y reduccionista.
Inspirado de manera automática por el mero nombre del arcano, algunos rasgos
icónicos demasiado evidentes de las cartas, o lo primero que le viene a la
mente al adivino en cuestión. Se asusta a los consultantes con advertencias de
catástrofes, peligros, engaños, robos, infidelidades, etc. El adivino común y
corriente y el hechicero más barroco, siempre utilizarán el argumento de miedo
para intentar apoderarse del ánimo y la voluntad de un consultante ingenuo y
poco definido en sus juicios y su personalidad. Mientras más temor se siembre
en la víctima, más posibilidades tendrá de hacer lo que el mago mal
intencionado desea: desde otorgarle buenas cantidades de su dinero, hasta
resultar seducido, sugestionado y
atemorizarlo para utilizársele con
diversos fines oscuros.
No se requiere mucha imaginación para pronosticar a
alguien peligros inminentes, por ejemplo, si le aparece en una lectura el
arcano XIII: La Muerte: el Arcano Sin Nombre, como se le conoce en el Tarot de
Marsella; o el XV: El Diablo. También puede anunciársele la presencia de una
mujer seductora en su vida, con la mera presencia de La Papisa; de un hombre
maduro, con El Emperador o El Papa.
Pero una lectura profunda y penetrante, reveladora
del nivel de desarrollo espiritual y emocional del consultante, es difícil de
lograr si el propio tarotista o terapeuta no ha emprendido ni se ha planteado
si quiera, su camino personal de crecimiento interior. Con la propia evolución
espiritual, que jamás va orientada hacia metas y objetivos del mundo externo,
también se penetra crecientemente en la comprensión más secreta y hermética de
los símbolos del Tarot, los sueños, el arte y la vida misma. La vida cotidiana
del terapeuta o tarotólogo, se vuelve la maestra diaria para quien de verdad
quiere aprender, y sus manifestaciones son señales a las que debe prestársele mucha
atención si desea avanzarse. Cada obstáculo ordinario, por sencillo o difícil
de sortear, se vuelve un maestro al cual agradecer a la larga, por su
enseñanza. De ese modo, un significado oculto, irrisorio de tan evidente y al
cual no podíamos apreciar antes, va rebelándose en cada arcano, símbolo o
mandala con el paso de los años. Al punto de jamás finalizar el aprendizaje y
la formación de un verdadero tarotista y terapeuta.
Tal vez esto sea lo que el maestro Gurdjieff
denominaba “Comprensión”, cuando el entendimiento del alguna materia, símbolo,
acertijo, koán o fenómeno de la vida, ya no era meramente intelectual, sino que
resultaba aprehendido con todo el ser. Se trataba del verdadero “conocimiento”,
que tanto anhelaban los iniciados de cualquier escuela espiritual.
2. El Arcano XX como un andrógino
El
Juicio o el arcano XX del Tarot de Marsella anuncia la reconciliación de la
parte masculina y femenina del consultante. Sus emociones (femeninas) y su
intelecto (masculino) se ponen de acuerdo para tomar decisiones y ejercer
acciones y puntos de vista sabios, tras una acuciante y prolongada lucha contra sí mismo. De ahí la
presencia de un hombre y una mujer desnudos bajo el ángel en la parte inferior
del arcano. Próximos, unificados y rendidos ante la aceptación y el
asentimiento del poder del Espíritu.
Cuando ésta carta
aparezca en una lectura, hablamos de un desarrollo y madurez considerables en
el consultante. La verdadera comprensión aparece finalmente en su vida.
Probablemente la persona ha transitado a través de un largo periodo de luchas,
enfermedades, trabajos y esfuerzos en busca del auto perfeccionamiento y la
sanación. Un camino que de tan largo,
puede parecer infinito por momentos.
El consultante por fin avanza en el
camino de hacerse amigo de sí mismo, de minimizar los conflictos internos, el
cese de la censura y los juicios hacia la propia persona y los demás. El Arcano
XX hace referencia inmediata a la “resurrección” del cristianismo esotérico, no
del catolicismo moderno: el verdadero ser interior cobra vida o revive tras un
largo periodo de gestación y de permanecer dormido o semimuerto.
Esta carta nos plantea también el
hecho de que cualquier ser en este planeta, está obligado a realizar su Obra
Espiritual. Al aparecer, el Arcano XX pone en juego el hecho de que aquel que
no inicie su camino interior y luche por recorrerlo, se encuentra muerto en
vida.
Según Alejandro Jodorowsky, El
Juicio es indicador de un gran avance personal, es el nivel previo antes de
alcanzar un contacto directo con lo divino, el cual provendría al aparecer la
carta XXI: El Mundo, que es la que le sigue en el sentido ascendente de
desarrollo del Tarot y que encarna el nacimiento de ese anhelado Dios Interior.
Todo ello, si se le reflexiona bien,
tendría que llevarnos a la conclusión radical de que para tener alguna noción
siquiera cercana de lo que es el Espíritu, Dios o el amor, de lo que tanto se
discute y habla desde siempre en todos lados, se necesita haber recorrido un
duro y largo sendero personal. Que la mayoría de nosotros no conocemos siquiera
un poco lo que es el Espíritu y lo que es el amor. Aunque soñamos y alucinamos
con ideas falsas e ideologías nocivas al respecto, por las que inclusive luchamos
y hasta morimos.
3. La Resurrección de los Muertos:
el Significado del Arcano XX para la Psicología del Cuarto Camino
En
antiguos tarots, al Juicio se le conocía como La Resurrección de los Muertos.
Lázaro, el resucitado de los Evangelios, era una metáfora para hablar del Dios
interior que mora en todos nosotros, y que se
nos manifiesta a veces en pesadillas y desfases de la conciencia,
apremiándonos para que no nos olivemos de él. Otras veces torturándonos e
incluso enfermándonos para obligar nuestro regreso inequívoco hacia el camino
originario y verdadero.
En la Escuela Psicológica del Cuarto
Camino nacemos con una “esencia”, o cuerpo espiritual. Más no con un alma, pues
esta se gana como fruto de un gran trabajo y preparación espirituales.
Por desgracia, la mayoría de los hombres modernos
pierde e incluso asesina su propia esencia, por tal de amoldarse a la educación
occidentalizada y a las instituciones modernas. Gente que en apariencia es muy
culta, sofisticada, “buena” y exitosa en nuestros marcos conceptuales, en
realidad oculta una esencia enferma, disminuida, nociva e incluso liquidada. De
ahí que la carta El Juicio, plantee la necesidad de atender, cuidar, revivir e
incluso resucitar a nuestra esencia o al niño interior que llevamos dentro.
El Arcano XX alude también inevitablemente al
nacimiento del consultante. Puede invitarlo a investigar las condiciones en que
nació: si fue deseado, adoptado, si había conflictos en sus padres cuando se
aproximaba la hora de su alumbramiento, etc. Siendo buen momento para revisar el
propio árbol genealógico, participar en una constelación familiar, una terapia regresiva
o sencillamente conversar con padres y familiares al respecto de nuestro nacimiento.
El misterio
de la vida conlleva inevitablemente el de la muerte, es una enseñanza que parece
gritarnos el Arcano XX, El Juicio, al contemplársele. La obligatoriedad de reflexionar
acerca de dónde provenimos, y verdaderamente hacia donde nos dirigimos