Adan de Abajo

Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.

martes, 19 de marzo de 2013

REIKI: LA BÚSQUEDA DE LA PACIENCIA QUE CURA

MINDCONTROLNESS




“Se han hecho experimentos en los que
la energía de un enfermo se modifica
por la sola presencia de una persona
que se encuentre interesada en él”.

(PEYCHARD, C. G. -Sanación: La Cura por las Manos)



“Existe un Poder que en manera alguna está relacionado
con ese poder que es el Mal.
Este poder no es para ser comprado  por medio del sacrificio,
de la virtud, de las buenas obras y creencias,
ni puede comprarse con la adoración, las plegarias
y la abnegación del yo o con las meditaciones destinadas
a destruir al yo. Todo esfuerzo por ser o llegar a ser,
debe cesar completa y naturalmente.
Sólo entonces puede existir ese poder que no es el mal.”

(JIDDU KRISHNAMURTI –Los Diarios Vol. 1)


1.

Hay quien dice que su fundador era un monje japonés de finales del siglo XIX llamado Usui, formado simultáneamente en las tradiciones del cristianismo y el budismo zen. En algún momento en que fue consultado por sus discípulos acerca de si era posible curar por medio de la imposición de manos, tal como hicieron Jesús de Nazaret o Buda, entró en fuertes  conflictos y cuestionamientos interiores, al desconocer por completo si las curas milagrosas de la antigüedad efectuadas por los grandes maestros e iniciados fueron verídicas o simples mitos.

Emprendió una profunda búsqueda que lo llevó a recorrer todo Japón, China y Rusia Oriental, errando a través de templos budistas e iglesias cristianas ortodoxas. Donde había escuchado que los popes, lamas y samuráis curaban a sus seguidores por medio de la energía canalizada a través de las manos.

            Deambuló a lo largo de más de diez años, entrevistándose con médicos tradicionales, sacerdotes, guerreros y sanadores. Al parecer no encontró nada, en sus correrías fue llevado hasta los Estados Unidos, en donde supuestamente se inscribió en cursos de teología y psicología, en una universidad norteamericana. Cansado, tratando de olvidar su búsqueda originaria y decepcionado de sus anteriores investigaciones que no lo habían conducido a nada, se rindió.
            
          Hasta que en un determinado momento, cuando finalizaba sus estudios universitarios y no esperaba ya nada, le fue revelado de un golpe todo el conocimiento, los movimientos, pasos y símbolos del Reiki.

Por medio de iluminación o reminiscencia lograba encontrar todo aquello por lo que sufrió y viajó durante tantos años.


2  
   
La información bibliográfica acerca de la historia del Reiki es incierta y contradictoria. Algunos autores sostienen fehacientemente la existencia del monje Usui, otros investigadores que por su parte se dieron a la tarea de rastrear en USA la universidad donde se graduó el monje, no encontraron vestigio alguno de su presencia en Norteamérica. Hay entre los especialistas en Reiki, quienes incluso  afirman que ni siquiera existió la figura histórica de Usui, pero sí una tradición de cura por imposición de manos y manejo de energía que se remonta a las más antiguas y milenarias escuelas de India, Japón, el Cáucaso, China y Oriente Medio.

            Lo que parecer ser un hecho al profundizar no sólo en buena parte de la bibliografía existente sobre Terapia Reiki, sino transitando por sus iniciaciones desde los niveles 1 hasta el 3, realizando prácticas incansables y ejercicios para desarrollar la energía de las manos, es la innegable influencia de variadas tradiciones místicas que confluyen en éste arte-disciplina que hoy conocemos como el Reiki: el budismo zen, el cristianismo primitivo, el judaísmo esenio, los mudras del yoga y el hinduismo milenario, la digitopuntura y la medicina ayurvédica, etc.

            El Reiki también posee sus innumerables detractores y enemigos, pues plantea algo que en la psicología y la medicina contemporáneas es impensable: la posibilidad del paciente de curarse por sí mismo. O de sanar sin la intermediación de ninguna figura “científica”, poseedora de la única verdad que le será “concedida” o rebelada para curarse, teniendo que entregar a cambio fortunas en capital y sometiendo su personalidad a la sumisa relación médico-paciente, tal como se conoce hoy, que en la mayoría de los casos perjudica más al paciente al debilitar su voluntad y capacidad de decisión. El Reiki y otra serie de terapias no oficiales, plantean  que no existe otro camino posible para la salud, más que el de decidir con todo el corazón curarse a uno mismo, aunque requiera de la ayuda marginal de otros. La relación médico-paciente o maestro-alumno, desde una perspectiva no occidentalizada ni capitalista, es igualitaria y no jerárquica, la autoridad que emanan del terapeuta, médico o psicólogo alternativo es moral, no utilitaria ni monetaria. Y el Reiki es una muestra del equilibrio necesario entre médico y receptor, o paciente, para sanar.

3

Para ejercer el Reiki es necesario no sólo un dominio de los símbolos, nociones y conceptos básicos desarrollados por los numerosos autores y terapeutas, que en los últimos tiempos se multiplicaron y quienes compiten no poco entre ellos. Pues con el auge de la Nueva Era (la Era de Acuario), ha proliferado un semillero de sanadores, terapeutas auto nombrados, médicos alternativos etc. Resultando la búsqueda espiritual un negocio muy rentable y no pocas veces banquete de hienas.

El Reiki es sencillo en apariencia, pero también es uno de los mayores ejemplos de la paciencia interior. Por lo que es difícil su acceso a las masas y la comercialización de su enseñanza y terapias a granel.

Lo primero que debe preguntarse alguien quien desea aprender Reiki es si posee un cierto don o carisma para impartirlo y sanar a otros. El carisma y el don literalmente son innatos, es decir, que desde edades tempranas en la vida de alguien se manifiesta su capacidad de contactar con la energía y son claros los indicadores de si alguien puede dedicarse al Reiki o no: gusto y facilidad por la música, identificación con los animales y las plantas, capacidad de cuidarlos e incluso curarlos; empatía con los niños y los ancianos, amén de los desprotegidos, inclinación por fenómenos de carácter espiritual: sensibilidad mediante los sueños, videncia, comunicación con el Más Allá, capacidad de escuchar a otros, de presentir eventos y anticipar sucesos y reacciones emocionales, etc.

La sensibilidad innata que muchas personas poseen es canalizada y entrenada mediante los ejercicios e iniciaciones del Reiki. Si alguien ya poseía cierta receptividad hacia la energía, con la ayuda de sus maestros y de sus propios descubrimientos y experimentos interiores con Reiki, puede lograr ir sanando o ayudando a sanar a otros.

Por último, el desarrollo del Reiki requiere por parte del terapeuta o canalizador, una conexión con una energía universal que se encuentra presente en plantas, animales, personas y objetos, en mayor o menor medida, dependiendo de su salud. Claro que los seres vivientes transitan por estados energéticos de salud-vida, enfermedad en incluso muerte, cuando la energía culmina su ciclo. Incluso los objetos y las casas tienen un alma, que no es más que ésta energía que acumulan conforme habitaron personas y seres diversos en ellos. O que a veces poseen por sí mismos sin una razón lógica.

Para impartir y desarrollar el Reiki es menester no estar enojado, o saber por lo menos perdonar, no odiar y armonizar lo mejor posible con el mundo. Desarrollar gradualmente una paciencia que en sí misma cura, que nos enseña, que con ella y con persistencia. se puede lograr absolutamente todo lo que se quiere en la vida.

Se decía del mago Gurdjieff que los niños, los perros y los gatos lo seguían al encontrarlo por la calle, que atraía a sus seguidores y discípulos seduciéndolos, incluso sanándolos únicamente con su presencia. Era un claro ejemplo de alguien quien había desarrollado al máximo su capacidad energética.