TOTH O HERMES TRIMEGISTO
No
es necesario que los libros se guarden ocultos.
Pueden
ser accesibles a todos y sin embargo
permanecer
ocultos para quienes no saben leerlos.
Y
libros como estos existen en todos los países y en todos los pueblos.
(PIOTR OUSPENSKY –Un Nuevo Modelo
del Universo)
Dedicado a Rodolfo Cuéllar, mi
amado hermano,
gran tarotista, cantante y
violinista. Quien voló de este mundo
prontamente.
1.
Naturaleza
hermética de los libros sagrados
El
Tarot es un Libro Sagrado, del mismo modo que la Cábala, El Eneagrama o los
Evangelios. La particularidad de los libros sagrados es que son modelos a
escala del universo: lo contienen en totalidad, como gota al océano. Por lo
mismo, es posible, con la guía y las indicaciones precisas, entablar diálogo con
ellos y encontrar respuestas a cualquier cuestionamiento que se les realice. Los
Libros Sagrados no han sido creados por una sola mente ni por un solo hombre,
como el caso de una novela o un ensayo, que son los modelos bibliográficos más
conocidos hoy en día, sino por una larga tradición, en muchos casos milenaria,
que los ha ido enriqueciendo y custodiando a lo largo de siglos. Sobre todo,
una escuela esotérica discreta, la cual resguarda las claves y los secretos
para ingresar en sus profundidades. Revelándoselos exclusivamente a aquellos
que están listos o verdaderamente dispuestos a recibirlos.
Se dice que si un individuo
estuviese prisionero, aislado o extraviado en el desierto, pero contase con su
Tarot o con un Eneagrama dibujado en la arena, sabiéndolos utilizar
apropiadamente, podría adquirir todos los conocimientos necesarios para
convertirse en sabio por sí solo.
En el Medioevo se les llamaban Máquinas filosóficas,
las cuales servían para realizar planteamientos sin límite, obteniendo una
retroalimentación profunda y las consiguientes respuestas claves, largamente
buscadas por los iniciados. Como si estos denominados Libros Sagrados, tuviesen
la facultad de hacer entrar a sus lectores en contacto con información
proveniente de un sistema organizativo más amplio que en el que usualmente nos
movemos los humanos ordinarios. Acceder a una dimensión invisible: la cuarta.
El psicólogo Piotr Ouspensky atribuye a Raymundo
Lulio, el jesuita y alquimista, la creación del primer modelo de Máquina Filosófica
del cual derivó con posteridad el Tarot.
Por otra parte, la discípula de Carl
Jung, Sally Nichols, adjudica la autoría del Tarot a una secta desviacionista y
pagana del Medioevo, cuyos seguidores, al verse perseguidos por la Inquisición,
decidieron plasmar sus enseñanzas y sabiduría en un aparentemente inofensivo
mazo de cartas. De tal manera que podían engañar a los obispos e inquisidores
católicos, comunicándose entre sí, transmitiendo perturbadores secretos a sus
adeptos, aparentando que simplemente jugaban a las cartas frente a sus
perseguidores. Según ésta psicóloga, el Tarot poseería una antigüedad de poco
más de seis siglos.
Las cartas comunes y corrientes que
se conocen hoy en Occidente son una derivación del Tarot, sobre todo del de
Marsella, cuyos orígenes son medievales.
2. El Libro de Toth o Hermes
Trimegisto
Otras
hipótesis relacionan al Tarot con el Libro
de Toth: un conjunto de tablillas que formó parte de la Biblioteca de
Alejandría, la cual fue destruida en un devastador incendio ordenado hacia el
siglo IV por el emperador romano Aureliano cuando invadió la ciudad, con el
apoyo de un grupo de egipcios cristianos, quienes deseaban destruir a toda
costa los antiguos libros prohibidos que poblaban aquel recinto, por resultar
contrarios a la ya institucionalizada Iglesia Católica. Se dice que ciertos
sabios y sus seguidores lograron sustraer algunos importantes materiales antes
que las llamas lo arrasaran todo.
Esta hipótesis no nos parece descabellada. Siguiendo
las enseñanzas de Piotr Ouspensky, el Tarot sería presumiblemente un libro aún
mucho más antiguo que la Edad Media, proveniente de una civilización
paleolítica.
Toth sería el nombre egipcio de Hermes Trimegisto:
un semi-dios griego de la sabiduría, mitad hombre y mitad divinidad, quien también
correspondería a la persona del profeta Abraham, e incluso a un sabio que vivió
en Egipto durante un periodo anterior al Diluvio Universal. Toth o Hermes,
vendría siendo la reencarnación de todos ellos. Quizá se tratase de una escuela
esotérica de iniciados que ostentaron y cuidaron las enseñanzas herméticas
desde tiempos inmemoriales bajo el nombre de Hermes. Hoy en día poseemos muchos
datos para considerar que por ejemplo el autor de la Ilíada y la Odisea no fue
un solo hombre, sino toda una escuela que se conoció antiguamente como los Homéridas,
dedicados a recitar y conservar sus versos. Evangelios como el de Marcos, atribuidos
antiguamente a una sola persona, en realidad también fueron escritos por
decenas de iniciados pertenecientes a una secta, la mayoría de ellos probablemente
mujeres: las Marcas. De igual manera, existen muchas posibilidades de que el
nombre de Hermes Trimegisto no se refiera a un individuo aislado o a un
personaje único, sino a toda una tradición de sabios y discípulos que salvaguardaron
las enseñanzas herméticas durante milenios.
En las civilizaciones paleolíticas o pre diluvianas,
la escritura no era alfabética, como la conocemos mayoritariamente hoy en día,
sino ideográfica e icónica, es decir, que transmitía sus enseñanzas sobre la
base de imágenes y sobre todo de símbolos. La escritura alfabética occidental
es la más difundida y conocida en nuestra cultura: se sustenta a partir de
letras que representan sonidos, palabras y frases. Contrariamente, el Tarot,
aunque tiene algunas cuantas palabras plasmadas en sus arcanos, es igualmente
un libro, pero escrito en lenguaje icónico: de imágenes. La palabra esoterismo
hace referencia a aquellas enseñanzas que son transmitidas a través de
símbolos.
La Biblioteca de Alejandría estaba
constituida no sólo por pergaminos y libros de cuero y papel, semejantes a los
nuestros, sino por conjuntos de tablillas cuya totalidad también constituía
libros, sólo que de carácter muchísimo más antiguo, como el Libro de Toth o el Corpus Hermeticum, ambos atribuidos a Hermes.
Es probable que en sus inicios más
remotos el Tarot, en lugar de ser un mazo de cartas, estuviera constituido por
un grupo de tablas de arcilla labradas con las imágenes de los arcanos. Más
aún, Ouspensky sugiere que cada uno de los arcanos representaba la estación de
paso de una olvidada ruta compuesta por diversos sitios sagrados,
correspondientes a las actuales cartas, donde alguna vez existieron esfinges,
dólmenes y monumentos paleolíticos que hacían referencia a los arcanos de
nuestro Tarot. Según este psicólogo, los
iniciados debían recorrer un camino sagrado a través de Oriente Medio o de la
Europa de la Edad de Piedra y Bronce, transitando de un arcano y de un sitio geográfico
sacro a otro, conforme ganaban en poder espiritual, madurez y conocimiento.
De ser una ruta espiritual
señalizada con símbolos, con el paso de los siglos, las migraciones, los
cambios culturales y los desastres naturales, el Tarot se transformó
paulatinamente en un conjunto de tablillas que marcaban los grados y las etapas
de la evolución del espíritu: un mapa del crecimiento del alma, tal como se le
conoció en Alejandría, para terminar en nuestros días convertido en un mazo de
cartas.
3. El Tarot como vestigio y
síntesis de un ancestral rito de iniciación
Siendo
de esta manera, cada una de las series de los arcanos del Tarot, constituiría
una fase antigua de un ancestral rito por el cual tendrían que transitar los
iniciados conforme recibían cierta preparación y adquirían determinados conocimientos
cada vez más complejos y de profundidad creciente. Si lo seguimos desde los
Ases y los Unos, pasando por las Sotas o Mozos, las Reinas, los Reyes hasta
llegar a los Caballeros, abarcando la totalidad de los arcanos menores: Copas,
Bastos, Espadas y Oros, nos encontraríamos con las primeras etapas del
desarrollo espiritual del ser humano. Plenas de apegos, espejismos, egoísmos,
envidias, codependencias, etc. El equivalente a lo que los sabios de la India
denominan Maya: la cárcel de la ilusión
del mundo en la que vivimos atrapados casi todas las personas.
Según el Tarot, el primer tipo de
hombre es como un niño, alguien muy joven, o en el peor de los casos, si no se
ha desarrollado siquiera un poco: un esclavo mental. Como la Sota, el Valet o
el As. Estos arcanos son el principio del viaje, el inicio de cualquier cosa. Se
trata de alguien quien aún no piensa por sí mismo, dedicado a obedecer, a
complacer a los demás y a hurtar o tomar prestadas ideas de los otros para
luego creer que son originales. La mayor parte de la humanidad no posee ideas
propias. Grandes cantidades de hombres permanecen la mayor parte de su vida, e
incluso mueren, en la fase más primitiva: bajo el influjo hipnótico de Maya y el sueño lunar: totalmente
dormidos y subyugados por las apariencias del mundo.
Un segundo tipo de hombres es
representado por la Reyna: mucho más capaces de tomar algunas decisiones y con
un poco de libertad, la cual en ocasiones no han tenido que buscar
conscientemente. A veces alguien se las ha obsequiado, quizá se las heredaron.
En éste estadio del desarrollo la persona se encuentra aún sometida bajo el
influjo total de la figura materna. Dominado por ella. Representa a alguien con
ciertas concesiones y libertades, empero, dormido en sus laureles, incapaz de
renunciar a sus comodidades y privilegios. Como la define Piotr Ouspensky: una
personalidad que se quedó estancada en su desarrollo, aunque en algún momento
pudo crecer y liberarse, cuyas posibilidades se perdieron ya por completo.
El tercer tipo de hombre corresponde
al Rey, quien ha tenido que luchar y no
pocas veces a muerte, por defender o ganar su reino. Son un poco más dueños de
sí mismos y de su espacio, en contraste con la Reyna, el Valet o la Sota. Ha
hecho un trabajo emocional nada exento de sufrimientos, los que le han fortalecido.
Posee bastante fuerza, aunque puede seguir estando influido por el peso de la
figura masculina. Todo lo que ha conseguido lo puede perder todavía, sobre todo
con las acciones de otro Rey rival, con quien eventualmente le sería difícil
negociar o dejar de rivalizar. De hecho, aún se encuentra en conflicto con la
figura del padre y este es su principal punto débil, a pesar de todas las
concesiones y facultades obtenidas.
De pronto, se llega por fin a una
fase posterior del rito de iniciación. El Caballero del Tarot representa a la
persona que ya emprendió su camino espiritual, comenzó a pensar por sí mismo,
dejando de ser un esclavo mental, confrontó y venció a la Reyna y al Rey, a
quienes a pesar de todo respeta y ama: reconciliándose y trascendiendo su
relación con la figura materna y paterna. El caballero se encuentra listo para
abandonar el nivel superficial de los arcanos mayores. No lo seducen ni el
poder, ni el dinero, no lo domina el sexo, ni las religiones, ni las
filosofías, aunque conoce un poco de todos ellos, los cuales están representados
por las Espadas, las Copas, los Bastos y los Oros. No odia ni se confronta con
las figuras de autoridad: sean estos hombres o mujeres, pero tampoco sucumbe
bajo su seducción y autoridad.
5. El Viaje Iniciático de los
Arcanos Mayores
Un
buen día, el Caballero se cansa de estar vinculado o unido a cualquier Rey o
reino. Es el momento de dejar de dar cuentas a alguien y gobernarse solo. Todo
aquel que ha abandonado la seguridad de un empleo estable, de una iglesia, de
una institución o de una familia, arriesgándose para sobrevivir por su cuenta
propia, se refleja en él. El peso de sus utensilios bélicos lo agobia,
comprende que si desea crecer, deberá renunciar a todo. Se despoja de su
armadura y de su equipo de guerra para iniciar el verdadero camino, que apenas
comienza. Encontró a un perro por el camino y se lo hizo amigo: en un futuro
próximo el animalito lo ayudará para aprender a dejarse guiar por sus instintos.
Hasta entonces ha trepado por una larga escalinata, creyendo que pronto se
acercaría a su objetivo, empero, el trabajo real sobre el denominado Cuarto
Camino: el Camino del Espíritu, apenas comienza. Este caballero se encuentra
listo para convertirse en el Loco: el arcano número 0 del Tarot.
Se ha llegado al Nivel de los
Arcanos Mayores, a partir de aquí todo es distinto.
La descripción del los Arcanos Mayores que se realizará a continuación se encuentra
basada en la psicología del Tarot de Piotr Demianovich Ouspensky, el principal
vocero del Cuarto Camino. Tomada de su libro: Un Nuevo Modelo del Universo, en donde ahonda ampliamente en el
tema. No es muy sabido que el mago Gurdjieff, su maestro, practicara
cotidianamente la lectura del mismo, pero sí que conocía ampliamente de él. En
sus diálogos con Ouspensky, contenidos en el libro: Fragmentos de Una Enseñanza desconocida, lo menciona de pasada.
También en el libro escrito por la propia mano de George Gurdjieff: Relatos de Belcebú a su Nieto: Tomos 1 y
2.
5.0 Los Arcanos Mayores desde la
perspectiva del Cuarto Camino:
5.1 El Loco:
Jodorowsky lo llama en francés Le Mat:
El Loco. Piotr Ouspensky lo conoce como El Bufón. Su figura es en apariencia maltrecha,
empero, bajo ella oculta su poder espiritual y
su visión del verdadero camino
que nadie como él posee, aunque finge no tener rumbo. Ha abandonado todo lo
material e incluso sus relaciones sociales para emprenderlo, acompañado
únicamente por su perro, y en algunas cartas de antiguos mazos de Tarot, por su
violín.
5.2 El Mago:
Es el iniciado que sigue buscando, experimentando todo y de todo. Da un paso
más allá que el Loco, pues se atreve a intentar cualquier cosa. Comienza a
adquirir confianza y a irradiar una cierta luz. No necesita espectadores,
comienza a ser independiente de los juicios de los demás.
5.3 La Papisa:
También conocida por Ouspensky como la Gran Sacerdotisa. Es el primer Misterio
que se devela para el iniciado o para el buscador. El Misterio Femenino. Si
logra asimilarlo y comprenderlo, el buscador ganará gran poder, pues al tenerla
como aliada, conocerá y comprenderá a todas las mujeres del mundo. ¡Existen
tantos hombres incapaces de asimilar y entender el poder femenino, y que a
pesar de ello se sienten tan sabios! Pobres de ellos.
5.4 La Emperatriz:
Es el Aliento de la primavera, la máxima expresión de fortaleza y poder
femenino, es el principio vital femenino que habita y alimenta a todos los
seres, el hálito que cura y anima a los enfermos, o que revive a los
moribundos. Ella posee una gran fortaleza femenina que puede curar,
reconciliar, perdonar, pero también subyugar con su poder. Tiene la facultad de
sanar o por otro lado, de castrar a los hombres.
5.5 El Emperador:
Al llegar a él se comprende por fin la Ley de Cuatro: el equilibrio del Todo.
Alguien que puede poseerlo todo, o que de hecho ya lo posee. Él es la acción,
la resistencia, la consumación y el resultado. Para él no hay misterios ni
límites en la tierra, imposibles de resolver o superar.
5.6 El Papa: Su nombre
original era el Hierofante, que corresponde al sumo sacerdote de un culto
secreto en el antiguo Egipto. Lo que sugiere los orígenes milenarios, muchísimo
más atrás de la Edad Media del mazo del Tarot. Además de las conexiones del
mismo con ancestrales ritos de iniciación y de crecimiento espiritual, de las
que se ha hablado con anterioridad. El Hierofante representa el punto de intersección
entre el mundo ordinario y la visión profunda de la escuela esotérica, por
completo distinta de la mundana. El Hierofante habla mediante alegorías: un
lenguaje hecho para ser entendido sólo por aquellos que verdaderamente lo
desean escuchar.
5.7 Los Enamorados:
Ouspensky la nombra: La Tentación. Jodorowsky la llama: Los Enamorados. En ella
se presentan bastantes misterios espirituales: duendes, hadas, súcubos,
íncubos. Se comprende el misterio del equilibrio universal, el porqué de la
existencia de tantos seres tan diversos, incluyendo a los del bajo mundo; el
contraste del bien y del mal. “Así como es arriba es abajo” como decía Hermes
Trimegisto. Está comprensión nunca va exenta de un intenso sufrimiento, gracias
al cual se gana en visión y se resucita espiritualmente. Se empieza a entender
la conexión de uno con todos aquellos seres distintos, pese a sus diferencias.
5.7 El Carro:
Representa al conquistador que no se ha conquistado a sí mismo todavía. Él
alberga la voluntad de saber, de hacer y de ser, pero puede quedarse a pesar de
todo en las puras buenas intenciones.
5.8 La Justicia:
Ella todo lo coloca en la balanza. En antiguos mazos de Tarots se le llamaba La
Verdad. El resultado de la balanza dará a cada cual lo que le corresponda, para
bien o para mal, hacia adentro o hacia afuera. Ella también habla del
desarrollo de la facultad de comprender profundos misterios y símbolos. No por
nada, la comprensión de una verdad sobreviene tras un duro proceso de
sufrimiento y purificación.
5.9 El Ermitaño.
Representa al hombre que ha sido, como Cristo, capaz de ir al desierto,
enfrentar a su sombra y a sus demonios y regresar triunfante. Él ayudará y
saldrá al encuentro, en el momento preciso, de aquellos que también hayan
iniciado el viaje y se encuentren cruzando por difíciles desiertos. Se trata de
un personaje que ha abandonado toda búsqueda exterior, enfocando sus fuerzas
hacia el descubrimiento de sus tesoros internos.
5.10 La Rueda de la Fortuna:
Encaja con el proceso universal: todo va, todo viene, todo vuelve, todo se
aleja y después regresa. La vida es un ciclo, un río con diversas y similares
aguas.
5.11 La Fuerza:
Representa una tranquilidad tras un largo proceso de cambios y sufrimientos, la
bestia interior se ha dominado, como en esta carta, en donde una mujer pase serena
con un león, acariciándolo. A diferencia con El Carro, la carta anterior, aquí
se han subyugado y dominado los impulsos internos. A este nivel se ha asimilado
el hecho de que no hay nada más poderoso que la fuerza del amor.
5.12 El Colgado:
A pesar de que ha sufrido enormes tormentos, él es el hombre que ha visto la
verdad. Cuando un hombre vislumbra el camino de la eternidad, también encuentra
enormes sufrimientos. Es el dolor y el terrible malestar existencial de
comenzar a ser un hombre despierto.
5.13 La Muerte:
Aquí la Rueda de la Fortuna con sus cambios y sus sucesivas muertes, sigue
girando. Se habla literalmente de aquella frase del Evangelio tan mal
entendida: “hay que morir para vivir…”. Es el ocaso de un punto y el amanecer
de otro: el inicio de un ciclo y el comienzo de otro nuevo.
5.14 La Templanza:
Quien ha sobrevivido y trascendido a la muerte, se ha templado, como el mejor
acero. A partir de ella se comprende uno de los mayores misterios con todo el
ser: la relatividad del tiempo. Nada envejece, nada muere, nada nace. Se dice
que los ángeles son seres quienes han tenido que pasar por todo el camino espiritual
anteriormente descrito por los arcanos. La templanza haría referencia a un ser
que se ha purificado al punto de casi convertirse en ángel o ya serlo.
5.15 El Diablo:
La contracara del ángel de la Templanza es Belcebú, o el Diablo. Representa una
de las tentaciones más grandes con las que se debe enfrentar cualquiera que
desee crecer espiritualmente. El lado oscuro que todos tenemos. El que es
incapaz de enfrentarlo, conocerlo, asumirlo y escuchado, en algún momento será
devorado y arrastrado por Lucifer. El que se deja seducir, también será destruido.
Sólo aquel que pueda escucharlo, aprender de él y a la vez ver más allá sin
perder la luz de su sendero, podrá derrotarlo o convertirlo en su aliado.
5.16 La Torre:
Por medio de ella se disuelven todos los engaños, todas las confusiones y
mentiras se esclarecen. Es el surgimiento del verdadero Yo, aquel que tanto
buscó el iniciado que surgiera dentro de sí mismo. Es la Torre de Dios, el Dios
interior, la Divinidad Personal. Cuando emerge, derrumba todas las mentiras y
falsedades.
5.17 La Estrella:
Es la estrella que guió a los pastores, a los reyes magos y a cualquiera que
sepa encontrarla, o que sea ayudado a encontrarla. Ella es la imaginación de la
naturaleza, los sueños de la naturaleza. Cualquiera que pueda vislumbrarla,
comprenderá que no es un ser único, ni aislado, sino que es parte indisoluble
de un ser o un sistema muchísimo más grande y consciente.
5.18 La Luna:
Ante el buscador, inevitablemente, se abren de pronto dos caminos: uno lo puede
guiar hacia el siguiente punto, haciéndolo crecer y continuar con su
desarrollo. Otro lo podrá arrastrar de regreso, igual que El Diablo, o enloquecerlo
si no sabe superarlo y seguir adelante.
5.19 El Sol:
Él es la mayor expresión de la palabra Fuego, es capaz de calentar a quien sepa
acercársele, brinda vida, enciende, cura, consuela. La imagen mayor del
principio masculino.
5.20 El Juicio. Del
mismo modo, antiguamente se la nombraba: La Resurrección de los Muertos. Con
ella se comienza a comprender el misterio de la muerte, el nacimiento, la
resurrección, el bien, el mal y el tiempo. Es la culminación de cartas cíclicas
y complejas anteriores como La Muerte, Los Enamorados, La Rueda de la Fortuna,
la Templanza, etc.
5.21 El Mundo:
Es un enorme círculo, un mandala
gigantesco que abarca a todo el Universo. Es aquello que siempre se ve, que
todo el tiempo está frente a nosotros, pero nunca comprendemos. Aquí se han
caído las máscaras y velos que impedían mirar las cosas tal como son.
6. EL TAROT Y EL CUARTO CAMINO
Se
dice por los seguidores del Cuarto Camino, que para llegar a él, previamente se
tuvo que estar fuertemente desilusionado de la razón, la fe, la iglesia, la
familia, de Dios, de la ciencia y de cualquier institución y forma de consuelo
que encuentran la mayoría de los hombres para mantener y perpetuar su sueño.
En este punto, con la ayuda precisa,
el Tarot puede convertirse en un instrumento que colabore para el desarrollo de
una poderosa intuición y de la capacidad de percibir más allá. El Tarot puede
contribuir a desarrollar un pensamiento que trabaje en complejos mucho más
amplios, a pensar en otra dimensión y percibir aquello que se encontraba oculto
bajo el velo ilusorio de Maya.
Como se ha dicho, el Tarot resume
los tortuosos pasos de un ancestral rito, proveniente del paleolítico, en el
cual se tenía que cubrir grandes distancias y transitar de un estadio a otro
del desarrollo del espíritu. Cada uno de sus arcanos o cartas representa el punto
de paso de antiguas estaciones donde solían detenerse los buscadores e iniciados
cuando peregrinaban en busca del camino de sí mismos, simbolizando el grado de desarrollo
que habían logrado antes de llegar hasta allí.
Existe una diferencia sustancial y radical
entre las lecturas de Tarot que se utilizan con fines adivinatorios y que no hacen
más que contribuir a una mayor alienación y acrecentamiento del sueño de la conciencia.
Dándole a la gente nada más que lo que quiere escuchar. Empero, bien leído y con
ciertas claves y fundamentos psicológicos adecuados y precisos, contrariamente,
el Tarot puede colaborar en el despertar y en avivar la mente, mostrándole luces
y senderos que previamente no se era capaz de percibir.