Es recomendable poner atención a los sueños. Por lo general, dicen la verdad sobre nosotros de una forma directa y sin rodeos, si es que sabemos escucharlos. Nada de lo que ocurre en ellos es precisamente bueno o malo: su lenguaje no establece juicios ni banderas. En este taller se pretende practicar diversos métodos para aprender a curarse a través de los propios sueños. Ser capaz de entrar a ellos cuantas veces sea necesario. Dialogar con algunas figuras que aparecen en ellos y a veces atemorizan, otras desconciertan o llenan de esperanza. Si se les escucha sin miedo ni prejuicios, logran transmitir mensajes que pueden ser la clave para diversos problemas y dificultades en la vida cotidiana. Impartido por: Carlos Filiberto Cuéllar. Psicoterapeuta, psicoanalista. Autor de una docena de libros y diversos artículos sobre el desarrollo humano, la salud mental y la psicología. COSTO: 250 Pesos. Reservar su lugar con anticipación. Informes: (044) 331 327 19 55 y carneuro@yahoo.com.mx Lugar: López Cotilla No. 862. A un costado del Expiatorio. Colonia Americana. Guadalajara Jalisco. México. |
Adan de Abajo
Desde la antiguedad los alquimistas intuían la presencia del OTRO YO, nombrándolo Adán de Abajo. El psicoanálisis más tarde lo bautizaría como Inconsciente.
viernes, 17 de febrero de 2012
LOS MENSAJES DE LOS SUEÑOS
jueves, 9 de febrero de 2012
HUMILIATION: Morir sin haber amado
(Portada del álbum: A Society in wich no tears is shed de Yoñlu)
Why does it always have to end in humiliation for me?
Why does it always have to end in humiliation for me?
I'll tell you why
I wanna die
I'll tell you why
I'm in a love with a girl, I am
Who is smaller but stronger and braver than I'll ever be
(YOÑLU –Humiliation)
1
Buenas cantidades de personas creen sufrir por amor, muchos más consideran morirse de desamor: debido a no encontrarlo por más que se esfuercen (pues no se dan cuenta que al esforzarse lo están alejando –incluso aniquilando), o gracias a haberlo perdido, si es que pretendían poseerlo.
Sufren y lloran quienes no lo tienen, o lo perdieron. Pero también sufren los que consideran haberlo encontrado, porque no saben qué hacer con él.
Lo mismo acerca de Dios o del Espíritu. ¡Mucho cuidado con los que afirman conocer a Dios y al amor! ¡Más cuidado con los que juran y perjuran saber algo de verdad!
En la práctica psicoanalítica y en el ejercicio de la psicoterapia cotidiana, nos convencemos cada vez de lo poco que tanto nosotros mismos, como grandes volúmenes de personas, no conocemos en realidad, y que más sin embargo pretendemos morir o dejamos matar por aquello.
Pareciera que no sentimos la necesidad de ser congruentes con lo que creemos y pregonamos a diario por una parte, y por otra, entre aquello que hacemos y ejecutamos.
En el consultorio, mientras más hemos contemplado a la gente desmoronarse por un presunto amor malsano, o debido al término de una relación afectiva –en la cual en el momento de duelo no se entrevé por ningún instante, que la ruptura era para bien-, más ponemos en tela de juicio los conceptos que poseemos acerca del amor y a los cuales algunos de nosotros damos por hecho que son absolutos y naturales.
Peor aún, desde el extremo religioso: mientras más observamos a algunos pretendidos iluminados y carismáticos, desgarrándose las vestiduras y arrojando no ya la primera piedra, sino a todo un pelotón de fusilamiento, para enjuiciar a sus semejantes, más nos convencemos, no de que nuestro concepto de amor o de Dios sea el correcto. Sino de lo mucho que la mayoría de nosotros hemos perdido en cuanto a la conexión con lo más básico de la vida.
Algunos de nosotros desperdiciamos grandes cantidades de palabras, neuronas, energía y lágrimas en llorar por amores que no atinamos a descubrir como ficticios y nocivos. Otros iniciamos guerras y verdaderas hecatombes psicológicas contra nuestros más allegados, nada más por defender una idea, a la que probablemente mañana no recordaremos ya.
¿Y el caso de los que mueren demasiado jóvenes como para haber conocido el amor? ¿O es que amaron demasiado en su corta vida, mucho más que los que tuvieron una larga existencia y no lograron amar, como reza el verso de un bolero escrito por un chico suicida de 17 años…?: I´m in love with a girl, who is smaller but stronger and braver than I´ll ever be…
2
Yoñlu era nada más un pseudónimo con el que comenzaba a ser bien conocido en la Red. Particularmente en Youtube. Se llamaba Vinicius, como uno de los más grandes poetas y trovadores brasileños: Vinicius de Moraes. El cofundador de la bossa nova, junto con Antonio Carlos Jobim.
También nacido en Brasil, en Porto Alegre. Yoñlu era hijo de un canciller y de una reconocida psicoanalista. Como buen hijo o pariente de psicoterapeuta, estuvo en proceso psicológico desde los nueve años.
Cuando murió tenía nada más 17, presuponemos que casi la mitad de su vida transcurrió recostado en variados divanes psicoanalíticos. En Brasil, al igual que en Argentina, existe una importante tradición psicoanalítica iniciada por los discípulos de Igor Caruso en los sesenta, y continuada por cientos de lacanianos, frommianos y reichianos algo más tarde. Siendo hijo de una prestigiosa psicoanalista, no creemos que haya carecido de opciones de tratamiento.
Mucho menos pretendemos culpar a la profesión de su madre ni a la efectividad del psicoanálisis, de que un buen día Yoñlu decidiera inhalar monóxido de carbono para acabar con su existencia. No sin dejar previamente un disco duro en su máquina, lleno de canciones, sampleos y composiciones de su autoría.
3
Era depresivo desde muy chico. Nosotros querríamos creer que más bien era en extremo sensible, como señalan los comentarios desperdigados en diversos blogs en español, inglés y portugués que hay en la red, dedicados a la breve vida y obra de este artista.
Tocaba la guitarra: la acústica, la eléctrica y el piano como el mejor guitarro brasileiro. Hablaba español, francés e inglés, además de su natal portugués. Tenía su habitación llena de instrumentos musicales y de libros. Con un pequeño estudio de audio improvisado para gravar su obra.
Ahora, mientras escuchamos su único y póstumo álbum: a society in wich no tear is shed, un material simplemente increíble, nos convencemos de que Yoñlu no sólo era sensibilísimo, sino de que era un verdadero artista. Su disco nos arrastra sin remedio hasta las más hondas y pestíferas cavernas de nosotros mismos; transmitiendo una melancolía perturbadora y bella con melodías sencillas pero muy pegadoras y efectivas: ¿Cómo es que alguien quien tocaba y componía de esa manera, afirmaba en sus versos que quería morirse y de hecho culminó su deseo? Surge en nosotros la pregunta ineludible.
En uno de nuestros más superfluos y vanos momentos, al escuchar uno de sus mejores tracks: Humiliation, no dejamos de preguntarnos tampoco si acaso no se nos contagiarán sus ganas de suicidarse tan sólo al escuchar aquella voz tan hermosa, que puede ir del falsete más íntimo al barítono más conmovedor, acompañada de los acordes de su instrumento.
Pensamos luego, en otro momento de más lucidez, que no es que Yoñlu odiara o no amara a la vida. Hemos conocido a algunos suicidas, y en ninguno de ellos captamos nunca ni por un instante previo al acto final y definitivo, un solo elemento de odio a la vida, a sí mismos o a los demás. Todo lo contrario. Pero sí, muchos de ellos eran excesivamente sensibles, tal vez demasiado como para soportar cuantiosas dosis de vida.
Aunque Yoñlu era muy joven y sensible, y melancólico y suicida, su música está llena de verdadero arte, y por ende, de verdadero amor y de vida.
La música de Yoñlu se inscribe, a nuestro gusto, en la tradición de la música brasileña contemporánea, misma que fusiona los ritmos populares, sincopados y ancestrales de sus raíces africanas, con lo mejor del jazz, la trova, el pop, el rap y lo electrónico.
No hay melómano que deba quedarse sin escuchar algunos de los tracks contenidos en su disco, por cierto editado por el sello de David Byrne: desde un muy bien logrado e inefable bossa nova con Olhe por Nos, la cual se acerca perfectamente al nivel de un Carlos Jobim, un Caetano Veloso e incluso de su tocayo, Vinicius de Moraes. Pasando por una trova al estilo Silvio Rodríguez, con Estrela, Estrela. Hasta un bellísimo bolero como Humiliation, en donde el joven autor afirma de antemano querer morir porque ama a una chica. Quizá el mejor bolero cantado en lengua inglesa que hayamos escuchado jamás.
4
No creemos por ningún momento que Yoñlu muriera debido a que no amaba la vida, como rezan algunos mojigatos, adversarios y detractores del acto suicida, o porque la odiaba.
Conocemos alguna que otra persona con una vida mucho más prolongada y estéril, quien por cierto, no ha hecho gran cosa con su conmiseración, además de saturar las redes sociales con frases huecas y prefabricadas, amén de insufribles versos de mal gusto y poca imaginación.
Debemos reconocer que encontramos y descargamos el álbum de Yoñlu a través de mediafire, a falta de megaupload, -que nos lo robamos de internet, así tal cual, pues…-, trastocando la poca congruencia por la que trabajamos día a día. Si además afirmamos que su material no es difícil de conseguir en la Red, recomendándoles que lo busquen, lamentaremos aún más nuestra escasa congruencia.
La prensa de hecho acuso a las redes sociales y a Internet de ser los causantes de la muerte del joven artista brasileño, culto y de padres adinerados, quien muriera, según ellos, a causa del aislamiento que produce hoy en día la vida solitaria con sus largas horas frente a una computadora.
Todavía tenemos que reconocer también, que fue gracias a Internet que supimos de la vida y obra de Yoñlu, y gracias precisamente a la Red que pudimos conseguir su material e insertarlo en nuestro Ipod y en nuestros corazones.
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